Un tribunal japonés ha condenado a muerte al acusado de asesinar a 19 personas con discapacidad durante un asalto a un centro especializado de la localidad de Sagamihara, cercana a Tokio, en el año de 2016, considerada la matanza con más muertos desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
El Tribunal de Distrito de Yokohama ha condenado a Satoshi Uematsu, un antiguo empleado del centro atacado, por perpetrar 19 asesinatos y causar 26 heridos. «El crimen fue planeado y ejecutado con la intención clara de matar», ha esgrimido el magistrado Kiyoshi Aonuma al leer la sentencia.
Asimismo, Uematsu, de 30 años, ha reconocido los hechos, argumentando que las personas que no pueden comunicarse con los demás no tienen Derechos Humanos. Los jueces han descartado que padezca alguna enfermedad mental que le exima de cumplir la pena, en contra del criterio de la defensa, que había atribuido sus supuestos desórdenes al consumo de marihuana.
Por su parte, Japón es una de las pocas potencias mundiales que siguen aplicando la pena capital, junto a Estados Unidos. El país asiático desarrolla sus ejecuciones sin facilitar apenas información. La familia suele enterarse ‘a posteriori’, según Amnistía Internacional. Además, se estima que se le ha aplicado la pena de muerte a unas 40 personas desde la llegada de Shinzo Abe en 2012.