El invierno es sinónimo de frío. A buen seguro, si tuviésemos que reflejar una estampa invernal, está sería la de un paisaje blanco cubierto de nieve, con personas muy abrigadas, árboles sin hojas y casas de piedras humeantes por sus chimeneas a todo funcionamiento. Una imagen gélida que sin embargo, no es característica de la mayor parte de España.
De hecho, nuestro país disfruta en gran parte de su territorio, de la mayor parte del año soleado y las estampas de nieve suelen relegarse a zonas de la montaña. Un clima que compartimos con muchos otros países del sur de Europa. Aún así, cuando tenemos que describir el invierno, la estampa que reflejaríamos, no distaría nada de la anteriormente descrita.
Pero, ¿Dónde disfrutan realmente de esa estampa invernal? Por desconocido que nos parezca, gran parte del centro y norte de Europa cuenta con inviernos fríos, con temperaturas que bajan de los 0 grados y cuyas ciudades se cubren de nieve. Tanto es así, que cada año, superan temperaturas récord por frío extremo. Algo para lo que sim embargo, afortunadamente la mayoría están preparados.
Lo contrario que en España. De hecho, ahora se cumplen tres años desde que Filomena, una borrasca que azotó gran parte de nuestro país, demostró como en momentos inusuales, nuestras ciudades se ven cubierta por la estampa típica invernal, pero que es tan poco habitual, que no contamos con la infraestructura necesaria para soportar estos fenómenos meteorológicos.
La capital de Europa que se congela durante el invierno
Existe una capital de Europa que cumple al cien por cien con la estampa más típica de un invierno ‘común’. Se trata de Oslo, la capital de Noruega. Un país del Norte de Europa donde como ejemplo, en la zona conocida por el mismo nombre que la capital, se registró en la madrugada del 6 de enero, una temperatura negativa de: -31,1 °C. Una cifra récord, ya que según los datos recogidos en la estación meteorológica cerca de la localidad de Bjornholt, situada a unos 20 kilómetros de Oslo, es la primera vez que en esa zona, la temperatura baja de los -30 grados.
Solo los datos hacen que podamos sentir el frío. Y es que imaginarse en una zona donde los primeros días de enero, la temperatura máxima de la que han disfrutado es de -29 °C, es complicado. Un valor difícil de afrontar incluso para aquellas personas que residen allí de forma habitual y están acostumbradas a fríos inviernos. Pues además hay que tener en cuenta, que a pesar de los valores medidos, la sensación térmica a ‘sufrir’, es era de -37 °C.
¿A qué se debe este fenómeno?
A pesar de que países como Noruega, Finlandia o Suecia, están acostumbrados a temperaturas muy bajas durante el invierno, estas temperaturas tan extremas sufridas en los primeros días del año se deben a una ola de frío que ha sufrido el norte de Europa en en comienzo de enero. Un fenómeno meteorológico que ha dejado datos de récord como por ejemplo, los -43,6 °C registrados en el norte de Suecia, un mínimo histórico que no se daba en la zona, desde hacía al menos 25 años.
Y la situación no tiene vista de mantenerse mejor. Pues aunque esta semana las temperaturas se regularizaron conforme a lo habitual en estas fechas, los países nórdicos volverán a sufrir temperaturas por debajo de lo normal dejando más nevadas, frío y viento, sobre todo, en la zona más oriental de Finlandia que tiene frontera con Rusia.
Aunque el frío se hace notar también en el resto de Europa, en países como Alemania o Reino Unido, este fenómenos meteorológico seguirá dejando lluvias torrenciales que pueden provocar algún problema. Por lo demás, el centro y norte de Europa seguirá aun viviendo durante un tiempo las gélidas temperaturas típicas del invierno en la zona.