Se llama Pablo Navarro, aunque se le conoce como ‘Pablito‘ por su corta edad. Precisamente, esa temprana experiencia de vida le ha servido para ser calificado como un «auténtico guerrero» debido a las importantes batallas que ha tenido que librar, que le han dejado importantes cicatrices en forma de secuelas, pero no han podido derribar el muro de la vida.
Tiene apenas tres años. Nada más nacer, este valiente se contagió de una meningitis bacteriana, una infección que puede ser mortal en algunos casos y, en caso de sobrevivir, hacerse permanente a través de las secuelas que puede originar, como es el caso de Pablo, que son «muy duras», como tilda su familia.
Un cuadro de parálisis cerebral, crisis epilépticas y una baja visión son las ‘heridas’ de Pablito tras haber vencido a la meningitis. Desee entonces, su familia se ha volcado con este pequeño, que acude semanalmente a sesiones de logopedia, fisioterapia, terapia ocupacional y a sesiones con el exoesqueleto, con el objetivo de seguir mejorando cada día y continuar dotando a esa sonrisa de motivos.
‘Pablito’, un pequeño y auténtico guerrero
El diagnóstico de Pablo Navarro no fue nada alentador y puso su vida en serio peligro como consecuencia de una meningitis bacteriana. Ahora, pese a las cicatrices que le dejó la infección, lo puede contar, aunque sea a través de su familia, que lo puede seguir abrazando y acompañando en el arduo proceso de recuperación.
Al poco tiempo de nacer, «Pablo sufrió meningitis, una infección grave que afectó su sistema nervioso», detalla su familia en la página web. Como consecuencia de esta terrible circunstancia, el pequeño desarrolló parálisis cerebral y epilepsia, «que son las principales secuelas». Pero no las únicas: este menor también tiene afectada notablemente la visión, disminuida fruto de la sepsis por meningococo.
De este modo, la familia de ‘Pablito’ ha abierto una vía de contacto para solicitar, de manera totalmente altruista y voluntaria, colaboración financiera «para poder aumentar las horas de terapias que Pablo recibe semanalmente», indican. Estas terapias son muy importantes para su progreso y bienestar, pero también muy costosas para una familia.
Ver esta publicación en Instagram
«Cada aportación, por pequeña que sea, suma horas de terapia, progreso y esperanza«, señalan desde el seno de la familia de Pablo. Mientras, el pequeño y «auténtico guerrero«, continúa batallando su lucha particular ante los efectos y las secuelas de la meningitis, tratando de progresar cada día con paso firme y mirando atrás únicamente para coger impulso.
No obstante, Pablo no está recorriendo sólo este camino; lo hace acompañado de su mejor ‘equipo’: su familia, especialmente con la figura de sus padres, quienes sienten un orgullo inmenso en cada pequeña victoria: «Qué emoción vivir estos avances tan de cerca«, exponen.
La calidad de vida de Pablo
A pesar de las dificultades del camino, la familia de ‘Pablito’ no duda ni un instante en ofrecerle la mejor y mayor calidad de vida posible. La esperanza gobierna sus días, incluso los más nublados, celebrando cada paso hacia delante de este menor. Pablito recorre el trayecto acompañado de la mano de su familia y de las terapias adecuadas, orientadas a que pueda «alcanzar una vida mucho más autónoma y plena«.
En este sentido, precisamente, cada sesión a la que acude Pablo Navarro es una nueva oportunidad para derribar barreras y una nuevo desafío que le permite aprender herramientas para «mejorar su movilidad, comunicación y capacidad de interacción con su entorno», detalla su familia.
Guiados por la esperanza, «el amor infinito» y la realidad, el seno familiar de este guerrero no duda en exponer que «el camino es largo«, pero también han experimentado que «los avances son reales«. Por tanto, la conclusión no es otra que seguir apostando por Pablo y su carácter resiliente: «Con dedicación, apoyo y amor, Pablo puede desarrollar habilidades que le permitan disfrutar, aprender y compartir como cualquier otro niño».
Pablo Navarro -‘Pablito’- es un niño pequeño, repleto de inocencia, ganas de vivir y sueños por cumplir. Su familia no desea más que verle triunfar y realizar cada uno de esos pensamientos. A pesar de la saturación que puede ocasionar esta situación, no van a desistir, porque «cada sonrisa, cada nuevo gesto o movimiento es una victoria que compensa todo el esfuerzo«. Ya ha vencido a la meningitis, ahora va a por sus secuelas.
