En estas fechas tan señaladas, la comida suele ser un importante acompañante. Se presenta en cantidades generosas, donde quedarse con hambre es todo un reto para los comensales que se reúnen al alrededor de las mesas. Las historias en familia, anécdotas o buenos recuerdos inundan las conversaciones, donde las risas son el motor de cada año pasado y venidero.
No obstante, en este mismo espacio de tiempo sí existe un colectivo que ha de tener un exhaustivo cuidado en la alimentación y vigilar qué se va a comer, así como los ingredientes de las comida y las cantidades. Hablamos de aquellas personas que padecen la enfermedad de la diabetes, un tipo de patologías endocrino-metabólicas crónicas que se caracterizan por la presencia de una cantidad elevada de glucosa en la sangre.
Isa y Martina comparten esta condición de personas diabéticas, cuyo caso es el tipo I. Deben tener las «glucemias en orden» y vigilar cuál va a ser el menú de estas Fiestas para evitar males mayores en su sistema endocrino. Sin embargo, la diabetes no es la única característica que comparten: Isa es la madre de Martina.
Una «red invisible de decisiones»
Isa y Martina, madre e hija, padecen «la diabetes en familia», ambas diagnosticadas del tipo I. Mediante las redes sociales, un espacio donde acumulan cierta notoriedad y popularidad en el colectivo, tratan de divulgar esta patología ya divertir sobre las consecuencias que puede acarrear en caso de que no esté plenamente controlada, especialmente en fechas de eventos o de comidas más asiduamente.
A través de su lema ‘Haciendo visible lo invisible’, esta familia quiere enseñar la rutina diaria de la diabetes tipo I y trasladar que «comer con diabetes no es tan sencillo como parece«. De hecho, es más complejo de lo que puede parecer a simple vista por el mero hecho de ser una discapacidad de las llamadas «invisibles».
Antes de cada primer bocado a un plato de comida, la persona diabética debe hacer frente a «una red invisible de decisiones que tenemos que tomar«, señala Isa. En primer lugar, indica la importancia de conocer «dónde está mi glucemia en ese momento«, es decir, cuál es la tendencia y en qué situación se encuentra. También valorar si está «bajando, subiendo o si vengo arrastrando alguna cosa de tramos anteriores».
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En segundo lugar, se debe conocer «qué alimento voy a tomar» y «cómo hace que fluctúe la glucemia con ese alimento». En este sentido, hay ingredientes con un «índice glucémico alto y otros con una carga glucémica baja«; otros tienen una absorción muy rápida y otros que son más lentos o «suben en dos veces».
Isa, persona con diabetes, también recuerda que «tenemos que conocer cuanta cantidad de insulina nos tenemos que poner para cubrir esa comida», que no será idéntica cantidad para la hora de la cena. El objetivo, en este sentido, es evitar la hiperglucemia, aunque sin pasarse con el tiempo de espera.
Reconocer la diabetes desde el conocimiento
Martina ha crecido entre pinchazos, con una mochila a cuestas y con un sensor en el brazo. Pero también «con una fuerza que no cabe en su tamaño», como describe su madre Isa. De este modo, relata que «la diabetes nos hizo ver que la vida es frágil, cruda y áspera, pero a la vez tierna, salvaje, libre y verdadera».
En este sentido, Laura Baena, ‘Malamadre Jefa‘, expone que «todas las familias deberíamos entender qué es la diabetes tipo I, porque solo desde el conocimiento podremos reconocerla, acompañar y comprender a quien la vive». Por su parte, Sonsoles Ónega, presentadora de televisión, insiste en que «cuando la diabetes llega a tu hogar, te adentras en un mundo de tinieblas muy difícil«.
Finalmente, Isabel Galán, madre de Martina, con quien comparte el diagnóstico de diabetes, informa que «cuando recibí el debut de mi hija, que sólo tenía once meses de vida, no sabía que hacer laboralmente«. Las dudas, normales, se apoderaron de ella y de sus pensamientos. Dejó su trabajo y carrera de publicista para estar con su hija, que es su mayor suerte.
