Eva Egea es una mujer que compagina el frenético mundo de la maternidad con el emprendimiento, otro sector de notable complejidad del al que ha sabido adaptarse para ser la directora y fundadora de dos empresas distintas, algo que cobra más relevancia cuando desvela que, al llegar a casa, tiene también que atender a dos hijos.
Uno de sus hijos, Adrián, presenta una discapacidad auditiva que le impide escuchar por sendos oídos. Esta característica ha supuesto quebraderos de cabeza para la familia, a quienes se les «rompía el corazón» cuando llamaban al menor por su nombre y no encontraban reacción alguna por su parte. Pero también han entendido de qué manera pueden valorar ciertas cosas que, generalmente, «damos por sentado».
Si algo tenía claro Eva es que deseaba encontrar la fórmula y la forma «de trabajar que me permitiera ser madre sin renunciar a sentirme realizada aportando en casa y poder trabajar». Lo ha conseguido, a pesar de que la vida de su hijo Adrián estuviese marcada por ser sordo y por la colocación de audífonos con apenas seis meses de edad.
Escuchar por primera vez a los doce meses
Adrián nació sordo, con una severa discapacidad auditiva, pero no fue hasta los seis meses de edad cuando se le colocaron los primeros audífonos: «Pensábamos que llevaba un ritmo normal y sí nos escuchaba«, revela Eva Egea, su madre, en una publicación en sus redes sociales, donde ha mostrado el proceso de adaptación a las necesidades de este menor, que actualmente ya cuenta con un implante coclear.
«Después de meses de prueba» y una operación de una duración superior a las ocho horas, por fin llegó el día que Adrián pudo escuchar por primera vez. Tenía, por aquel entonces, doce meses de edad. Lo hizo gracias a la colocación de un implante coclear.
A pesar de este dispositivo, «no escucha como nosotros«, explica su madre. De hecho, «las primeras semanas escuchaba muy flojo y no todos los sonidos», incluso se planteó la posibilidad de que no funcionase este implante, que se juntaba con las visitas a especialistas médicos para desarrollar el habla de Adrián. Y de repente, «todo comenzó a funcionar«.
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«Que me mirara era un regalo«, algo que hizo pensar a Eva en la «suerte de otros niños» que sí tienen desarrollado el sentido del oído. Adrián empezó a disfrutar de la música y ahora «cuenta historias a todas horas», demostrando que «la paciencia y la esperanza son tu mejor compañía».
Por ello, el proceso no ha sido nada sencillo, pero sí ha enseñado a Eva y a su familia a «centrarnos en lo que sí tenemos y en lo que no» y «aceptar que la vida viene con obstáculos maravillosos». También a agradecer y a amar sin condición, «adaptarnos a la tormenta, sacudirnos las lágrimas» y, finalmente, «a ser constantes por un motivo gigante«, que es la sonrisa de Adrián.
La maternidad y el emprendimiento de Eva
Eva Egea es madre, emprendedora y una profesional de marketing digital, un área de trabajo en el que acompaña a otras mujeres, que también son madres, generalmente, «que quieren dar el paso al mundo digital, construir una profesión real y trabajar con negocios que valoran su trabajo».
«No se trata de venderte ‘dinero fácil’ se trata de formarte en una habilidad muy demandada que las empresas necesitan todos los días», explica Egea en su página web. No obstante, los datos le avalan: más de quinientas madres ya han comenzado su camino hacia una profesión digital que les permite conciliar desde casa, sin a pasar tiempo de calidad con sus familias.
Por tanto, Eva Egea alude que el objetivo de su empresa, ‘Concilia Digital‘, reside en que «acompañamos a madres que quieren trabajar desde casa y tener control sobre sus horarios, enseñándoles una profesión digital basada en la gestión de campañas de publicidad online para negocios reales».
La idea del negocio, por tanto, parece nítida. En cualquier caso, Eva insiste en su ‘modus operandi’ y en la calidad y bienestar de estas familias: «Es para que puedas conciliar sin perderte nada de la vida de tu hijo pudiendo trabajar desde casa».