César Calero es un ingeniero mecánico que consiguió inventar la única silla de ruedas capaz de rodar por la arena de la playa. Sin embargo, confiesa que no consiguió ayuda para financiar el proyecto y se arruinó con el que fue su primer gran invento.
A través de un vídeo en sus redes sociales, César Calero explica que «me arruiné con mi primer invento: La primera silla de ruedas capaz de rodar por la arena de la playa». A pesar de ello, asegura que «lo volvería hacer».
Silla de ruedas capaz de rodar por la arena de la playa
Respecto a este particular invento, César expone que «como socorrista descubrí la mentira de las playas adaptadas, con sillas obsoletas que remolcan entre cuatro personas y lo llaman ‘dar autonomía'». Así se refiere este ingeniero mecánico a las sillas anfibias que se utilizan en las playas accesibles para ofrecer un servicio de baño a las personas con movilidad reducida.
A raíz de ello, añade que «estudié el tema y descubrí que nadie en el mundo había resuelto el problema de rodar por la arena en silla de ruedas propulsado por uno mismo. Como me gustan los retos, decidí inventar la primera silla de ruedas del mundo capaz de rodar por la arena».
Así, César Calero se puso manos a la obra con el objetivo de inventar la primera silla de ruedas capaz de rodar por la arena propulsada por la fuerza del propio usuario. Respecto a ello, advierte que «esto no era poner dos sillas de bicicleta en una hamaca. Se trataba de calcular con precisión la resistencia a la rodadura en arena y estudiar la fuerza que puede ejercer una persona en los aros».
El proceso no fue sencillo, pero después de miles de horas de cálculo, César dio con la clave. Después era necesario dar forma al proyecto y fabricar esta silla de ruedas capaz de rodar por la arena de la playa».
De este modo, César manifiesta que «tenía que fabricar unas ruedas que no existían, y tenía que fabricar un reductor único en el mundo. Diseños arriesgados, materiales especiales y mecanizados imposibles. Cada paso era un reto, cada paso era lento y caro, pero seríamos los primeros en el mundo en conseguirlo. Es algo que nos motivaba a seguir adelante».
Sin ayuda para financiar el invento
Una vez que fabricaron las ruedas y reductores, César probó el invento con usuarios de todo tipo y en diferentes tipos de arena. Además, también demostró funcionar en el agua, para lo que había sido diseñada. El invento resultó todo un éxito, aunque apareció un importante inconveniente.
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César Caleto indica que «era un primer prototipo hecho con recursos limitados y ya funcionaba. Ahora solo era cuestión de que algún organismo financiara el proyecto. Que ilusos fuimos».
Ante esta situación, asegura que «tocamos cientos de puertas de ayuntamientos, asociaciones, banderas azules, la ONCE…etc. En España, si no hay tajada nadie hace nada». Ninguna institución o asociación quiso brindar ayuda a César Calero para financiar este invento y brindar un nuevo apoyo para las personas con movilidad reducida en las playas.
A pesar de todo esto, César asegura que «lo volvería a hacer. El aprendizaje en este proyecto no te lo da ni un máster en Boston. Este proyecto me llevó al siguiente y a estar donde estoy hoy». Además, tirando de ironía, afirma que «en España, Bill Gates sería camarero».