España ha sufrido un gran apagón. Lo que algunas voces vaticinaban y otras aseguraban que era imposible, llegó durante la mañana del lunes 28 de abril. En cuestión de segundos, todo se paralizó. Se fue la luz y dejó de funcionar gran parte de los elementos de los que dependemos en la actualidad. El caos se apoderó del país que entre incertidumbre y temor, iba sorteando los problemas a los que de repente se enfrentaba. Un hecho sin precedentes, del que sin duda deberíamos aprender.
Aprender o al menos ser conscientes de lo que nuestra vida depende de la electricidad. Ya no solo que todo gira en torno a esta energía, sino que somos absolutamente dependientes, sin habernos planteado qué ocurriría si en algún momento nos quedamos sin ella. ¿Habremos aprendido? De momento, es posible que en estos días nos equipemos un poco más por si hay que enfrentar de nuevo esta situación, mientras tanto, ahora queda analizar todo lo que ha ocurrido.
Historias tras el apagón
En medio del caos, el miedo y la incertidumbre, el apagón también ha dejado historias bonitas que contar. Historia que denotan la humanidad en estos casos hay personas que demuestran. Pues a pesar de que debería ser lo natural, la vida demuestra que no siempre se actúa con buena fe y que el humano puede aprovecharse de las situaciones más miserables, lo cual también ha ocurrido con este suceso, sin embargo, hoy nos quedamos con lo bueno.
Se trata de una historia que ha publicado Jorge B., Business Relationship Management at The Walt Disney Company. Product Manager, Gamer, Golfer, Father & Planeswalker, a través de su perfil de LinkedIn. «Ayer el apagón le pilló a mi padre en el centro de día», comienza su relato. «La última comunicación que tuve con mi madre fue para coordinarnos y vernos en casa a las 5.30 para ayudar a subirle a casa. Mis padres viven en un 11º».
La situación era realmente preocupante. Dos personas mayores, uno de ellos con una discapacidad que le impide poder andar, y que viven en una planta 11 a la que no pueden llegar con el ascensor fuera de servicio por el apagón. Y es que el apagón ha aumentado la falta de accesibilidad de personas que ya de por sí en su día a día, se encuentran con multitud de barreras. Pues en el caso de personas con movilidad reducida, los dispositivos electrónicos que les faciliten su vida, son fundamentales.
Una luz de esperanza en medio del apagón
Con toda España sin electricidad tras el apagón, esta pareja de ancianos se encontraba sin la posibilidad de subir a su vivienda en una planta 11, especialmente, el padre de Jorge B., quien ha contado su historia a través de LinkedIn. El post, prosigue, que cuando la madre de Jorge iba camino al centro, vio a una unidad de bomberos que estaban dando un servicio cerca de su casa.
Entonces se acercó, y les contó la situación: Necesitaba ayuda para subir a su marido y su silla de ruedas a su casa situada en la planta 11. También les advirtió de que no había llamado a los bomberos, pero que se disponía a buscar a su marido en el centro de día en ese momento. Jorge B. asegura es su relato que los bomberos no la dejaron ni terminar de hablar «Nosotros le subimos, es nuestro trabajo», indicaron a la señora.
En su post, Jorge relata que cuando llegaron al portal del edificio donde viven sus padres, «había 6 bomberos que ya habían preparado el portal y estaban evaluando la situación. Hablaron con mi padre, le tranquilizaron y le dijeron que ya habían ayudado a varias personas en silla de ruedas a subir a sus casas (y las que quedaban)».
Del mismo modo, explica Jorge, que 20 minutos después, cuando ya estaban en su casa, los bomberos le dijeron a su madre que si necesitaba cargar los respiradores que funcionan con batería que subiese al parque de bomberos donde tenían dos generadores y gasoil de sobra, que fuera sin avisar. «Ya había familias yendo a cargar respiradores y otros aparatos médicos fundamentales», explica el hijo del protagonista de la historia. Es por ello, que concluye diciendo que «lo público responde (como en la pandemia). Conviene no olvidar que hay gente con vocación de servicio que se merece cada céntimo que gana. Ayer, como ciudadano español, me sentí orgulloso de pagar impuestos».