La vitamina K es una molécula que beneficia a la correcta coagulación de la sangre. Además, es una vitamina que produce una proteína que reduce la proliferación vascular y la mineralización, influyendo positivamente en la mejora de estrías y venas varicosas.
Esta vitamina protege la salud cardiovascular debido a su carácter liposoluble. Sus propiedades evitan que el calcio se acumule en las arterias, a la misma vez que favorece la salud de los huesos, incidiendo es aspectos como el desarrollo y crecimiento.
Por otra parte, la vitamina K supone un impulso para la fabricación del colágeno a través del metabolismo, constituyendo un elemento fundamental para mejora la salud de la piel y el cabello. Otro de los beneficios comprobados de esta vitamina es su capacidad para disminuir los dolores menstruales e incluso reducir los niveles de sangrado.
Prevención de ojeras
Como hemos señalado con anterioridad, la vitamina K favorece la circulación y elasticidad de los vasos sanguíneos, así como la coagulación de la sangre. Este hecho está estrechamente relacionado con la posibilidad de combatir círculos rojos y evitar la inflamación bajo los ojos, conocida popularmente como ‘bolsas’.
Así, unos niveles óptimos de vitamina K ayudan a prevenir las ojeras y de igual modo a disminuir su visibilidad. Las ojeras ocurren cuando se produce una acumulación sanguínea bajo los ojos, donde la zona presenta una piel delgada y delicada.
Muchos estudios han conseguido abalar las propiedades de la vitamina K para reducir fenómenos en la piel como ojeras o arrugas. Un acontecimiento que ha provocado que numerosas marcas de cosméticos añadan esta vitamina a muchos de sus productos.
Entre ellos, uno de los trabajos de investigación realizado en Estados Unidos, descubrió el poder de la vitamina K combinado con cafeína y aceite de emú para reducir ojeras. Se trata de una receta eficaz y con resultados visibles en apenas tres semanas.
¿Dónde puedo obtener vitamina K?
La vitamina K, como la inmensa mayoría de vitaminas, pueden adquirirse mediante suplementos a modo de fármacos. Sin embargo, estos añadidos deben ser un complemento a la alimentación, que son realmente la principal vía de obtención de cualquier nutriente.
La deficiencia de esta vitamina es poco habitual en la población de países occidentales, gracias a que la alimentación aporta la suficiente vitamina K requerida por el cuerpo de forma diaria. Estos son los alimentos más recomendables en cuanto a proporción de esta molécula:
- Hortalizas de hojas verdes como la espinaca, col rizada (o berza), brócoli y lechuga
- Aceites vegetales
- Algunas frutas como los arándanos azules y los higos
- Carne, queso, huevos y granos de soja
Por otra parte, el propio organismo es capaz de producir vitamina K mediante las bacterias del colón. Si bien, existen determinadas personas que encuentran complicaciones para poder fabricar esta vitamina por sí solas; como por ejemplo los bebés recién nacidos que no reciben una inyección de vitamina K o personas con trastornos como la fibrosis quística, que reduce la cantidad que el cuerpo absorbe.
En este sentido, el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos ha confeccionado una recomendable guía para conocer cuál es la cantidad suficiente de vitamina K que una persona necesita incorporar de forma diaria al metabolismo, teniendo en cuenta factores decisivos como la edad y el sexo:
Etapa de la vida | Cantidad recomendada |
---|---|
Bebés hasta los 6 meses de edad | 2.0 mcg |
7 a 12 meses de edad | 2.5 mcg |
1 a 3 años de edad | 30 mcg |
4 a 8 años de edad | 55 mcg |
9 a 13 años de edad | 60 mcg |
14 a 18 años de edad | 75 mcg |
Hombres adultos mayores de 19 años de edad | 120 mcg |
Mujeres adultas mayores de 19 años de edad | 90 mcg |
Adolescentes embarazadas o en período de lactancia | 75 mcg |
Mujeres embarazadas o en período de lactancia | 90 mcg |
Por lo tanto, una buena alimentación rica en vitamina K será nuestro mejor tratamiento para evitar la aparición de ojeras o ‘bolsas’ bajo los ojos. Acompañado, por supuesto, de un descanso adecuado; ya que esta es una de las principales causas del desarrollo de ojeras.