La rehabilitación neurológica es una pieza fundamental en el día a día de personas con discapacidad que tienen el derecho de acceder a unas tecnologías eficaces, diagnóstico y tratamiento para poder poner barreras en el avance de sus patologías. Por ello, este pasado 23 de marzo se conmemoró el Día Internacional de la Rehabilitación, instaurado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Tal y como expone la Sociedad Española de Neurología (SEN), en España, alrededor de 130.000 personas al año padecen un ictus, siendo la segunda principal causa de muerte entre los españoles; la primera causa de muerte en mujeres, y la primera causa de discapacidad. Según los datos, dos de cada tres personas que presentan una dependencia grave o total como consecuencia de haber sufrido un ictus puedan recuperar la independencia o cuidados mínimos si reciben una rehabilitación intensiva o temprana.
En este sentido, valorando la relevancia del Daño Cerebral Adquirido (DCA) como causa de discapacidad, el INE aporta los datos más recientes en cuanto a población española en la Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y Situaciones de Dependencia; donde se indica que hay más de 506.800 personas con discapacidad producida por un daño cerebral adquirido, de las cuales el 51,5% son mujeres.
La importancia de la rehabilitación neurológica
En los últimos años, el ictus se ha postulado como la causa más frecuente del DCA y principal causa de discapacidad. Por ello, el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud aprobó en 2008 la Estrategia en Ictus del Sistema Nacional de Salud.
Los principales objetivos de esta estrategia incluyen aspectos relacionados con la rehabilitación neurológica del paciente, siendo un proceso terapéutico el cual pretende que la persona afectada desarrolle de nuevo al máximo su potencial físico, social y cognitivo.
A través de un programa de rehabilitación integral e individualizado dirigido por un equipo multidisciplinar; el objetivo de la rehabilitación neurológica se basa en los siguientes puntos:
- Alcanzar la máxima recuperación de las capacidades motoras, cognitivas, comunicativas, conductuales y emocionales.
- Conseguir el mayor grado de autonomía e independencia posible.
- Proporcionar mayor calidad de vida al paciente y sus familiares.
En este sentido, a la incidencia de personas que sufren un ictus, junto al nivel de dependencia que provoca la enfermedad; debemos de sumarle el elevado número de personas jóvenes que sufren cada vez más pronto las irremediables consecuencias de tener un ictus. En los últimos veinte años se ha incrementado en más del 25% el número de ictus en personas con edades que oscilan entre los 20 y 64 años; además, la SEN estima un aumento del 0,5% de los casos en menores de 20 años.
80% de las personas en rehabilitación mejoran su situación funcional
Estos datos nos hacen tener una idea de la gran importancia de la rehabilitación neurológica. Según estudios de la Fundación Casaverde, un 80% de las personas en rehabilitación mejoran su situación funcional y más de un 60% recuperan su independencia o cuidados mínimos.

Gracias a estos servicios, es posible una mejora significativa de la calidad de vida de los pacientes, consiguiendo una reducción importante en las reagudizaciones del episodio ictal y reduce el número de personas con dependencia tras un ictus, lo que reduce a su vez el coste asociado a la Ley de Dependencia.
Expertos en la materia afirman la importancia de trabajar en proyectos de investigación que pongan en valor la rehabilitación neurológica. Para ello, se pretenden llevar a cabo estudios enfocados a obtener datos rigurosos sobre la efectividad de la rehabilitación neurológica a corto; medio y largo plazo, así como también estudios que permitan mejorar la calidad de atención mediante una correcta continuidad asistencial en DCA.