«Jamás volvería a caminar ni a mover las manos«. Ese fue el devastador pronóstico que le comunicó el médico a Rob Paylor tras sufrir una grave lesión medular mientras competía en el campeonato nacional universitario de rugby. Era 6 de mayo de 2017. En aquel momento, su vida parecía que jamás iba a ser igual de entusiasta ni divertida, se iba a tener que despedir del deporte para siempre e iba a estar sentado en una silla de ruedas de forma crónica sin posibilidad de ponerse de pie por sí mismo de forma independiente. No obstante, la historia de este joven es de las que eriza la piel por su impresionante tenacidad y resiliencia, acompañada de un espíritu de superación permanente para que, a pesar del tiempo que pasara, nunca desistir en alcanzar su objetivo de la bipedestación.
Tal y como indica en su propia página web, «gracias a una visión inquebrantable y años de determinación incansable, ahora puedo caminar con un andador», relata el joven Rob Paylor. Lo grita orgulloso del camino que ha recorrido, consciente de que ha estado lleno de piedras y obstáculos en forma de barreras y sueños quebrantados por la discapacidad, pero ha logrado obviar los ‘imposibles’ y centrar todos sus esfuerzos en aquellas materias que sí entraban dentro de su alcance; incluso, logró ponerse de pie para recibir su diploma de la Universidad de California en Berkeley, aunque fuese sostenido por el tronco para mantener la postura. Un verdadero ejemplo de superación personal, pero que se extiende sobre todo el colectivo de la discapacidad y en particular sobre quienes presentan una lesión medular.
3.125 días de rehabilitación
Más de ocho después, más de tres mil días después y más de millones de lágrimas de llanto y felicidad después, «¡me levanté del sofá por primera vez!», celebra el propio Rob Paylor en su perfil de redes sociales. La emoción se hace notable a través de un sólo vídeo, que esconde y refleja, a partes iguales, todo e empeño de este joven por alcanzar una meta impensable aquel 6 de mayo de 2017 y tras el diagnóstico del médico, que dedujo erróneamente la imposibilidad de volver a caminar y de mover las manos. Por tanto, tras más de ocho años y medio de trabajo, esfuerzo y sacrificio, este exjugador de rugby puede gritar a los cuatro vientos que lo ha conseguido y que «cada segundo valió la pena«. Es una lección sobre compromiso consigo mismo de la que se extrae una conclusión: nunca hay que rendirse ante la adversidad, por imposible y lejano que parezca la meta.
Sin embargo, es justo remontarse al momento en el que la vida puso a lidiar a Rob frente a la cuadriplejia. El seis de mayo del año 2017, durante un partido de rugby del campeonato nacional universitario, un día marcado en rojo en el calendario por este joven, un jugador contrario realizó «una jugada ilegal que dejó a Robert inmóvil en el campo, sin poder mover ni sentir nada por debajo del cuello» apenas unos minutos después del pitido inicial, relata en su perfil de internet. Todo parecía haber acabado en ese preciso instante; su vida, tal como la conocía, «había quedado destrozada, y sus desafíos apenas comenzaban», tanto en el deporte, en la formación universitaria como en la vida en general, que le esperaba con los brazos abiertos. Así, también narra que la rehabilitación comenzó con una cirugía de fusión espinal, neumonía y dificultad para tragar, perdiendo 27 kilos en tan solo un mes.
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Como consecuencia de aquella ilegalidad del jugador contrario en el partido, Paylor tuvo que volver a aprender casi todas las funciones humanas básicas, desde alimentarse hasta vestirse y cepillarse los dientes. Sin embargo, Rob quiso desafiar los propios límites de su vida impulsado y ayudado por largas horas de terapia, tecnología de vanguardia y un deseo inquebrantable de recuperar su vida. Un año después de una rehabilitación de magnitudes gigantescas, este deportista logró lo impensable por los médicos y por la ciencia: salir caminando del hospital para continuar dando pasos hacia delante en torno a su recuperación.
No te rindas. Nunca te rindas
La felicidad de Rob se siente propia cuando se le ve progresar de una lesión medular que puso en jaque su vida: «Es difícil expresar con palabras lo agradecido que estoy por hacer algo tan sencillo como levantarme del sofá«, exclama a través de sus redes sociales. Tan sencillo y tan complicado. O impensable para aquel médico. También lanza un mensaje de perseverancia y orgullo ante este hito, en el que afirma que «me siento muy afortunado de seguir progresando y nunca daré por sentado este logro«. En redes sociales ha querido compartir la emoción que siente en estos momentos, tras ocho años y medio de rehabilitación y 3.125 días en sesiones de terapia para recuperar cierta movilidad, por lo que comparte una opinión personal de escucha obligatoria: «Este hito es un testimonio de la fe, la perseverancia y la disciplina, aunque lleve años. Sea cual sea el objetivo que persiga, no te rindas. ¡Nunca te rindas!»

Finalmente, la historia de Paylor no concluye aquí, sino que tiene un objetivo muy marcado: «El camino de Robert no se trata solo de volver a caminar, sino de empoderar a otros para reescribir sus historias y redefinir lo posible«, redactan en su web. A día de hoy, este joven ofrece charlas y conferencias donde comparte herramientas mentales que desarrolló durante su lucha por superar la cuadriplejía, mostrando también la vulnerabilidad que se siente en determinadas ocasiones. «Su mensaje de resiliencia y determinación motiva tanto a personas como a organizaciones a enfrentar lo que los paraliza y a convertir sus obstáculos en oportunidades de crecimiento», concluye el escrito.
