La vitamina D es uno de los nutrientes más relevantes en el funcionamiento del organismo. En este sentido, el cuerpo requiere de una dosis suficiente de forma regular de esta vitamina para la realización de diferentes funciones claves.
Así, la principal fuente de obtención de esta vitamina son los rayos del sol ultravioletas. La exposición de la piel a la radiación solar provoca que el organismo aumente los niveles de vitamina D mediante un complejo proceso.
También es posible incrementar los valores de este nutriente en el organismo mediante el consumo de determinados alimentos, como los pescados azules, yemas de huevo, champiñones, hongos o leche enriquecida.
Una última opción es realizar un tratamiento con suplementos vitamínicos. Si bien, en este caso es recomendable contar con la supervisión de un especialista médico.
Entre otras funciones, la vitamina D es clave para la salud de los huesos, el movimiento correcto de los músculos y para transmitir mensajes nerviosos desde el cerebro a otras zonas del cuerpo. Además, este nutriente ayuda al sistema inmune a hacer frente a virus y bacterias.
Deficiencia de vitamina D
Expertos como el doctor Michael F. Holick aseguran que contar con unos niveles óptimos de vitamina D ayuda a reducir el riesgo de desarrollar numerosas enfermedades. Por lo contario, la deficiencia de esta vitamina aumenta las probabilidades de experimentar estas patologías. Todo ello basado en múltiples trabajos científicos.
A pesar de la importancias de la vitamina D para la salud, la deficiencia de este nutriente entre la población es muy común; tanto en España como en otros países de la Unión Europea. La zona en la que vivimos y las horas del sol durante el año y el día son un factor determinante en este aspecto.
Así, la principal consecuencia de la vitamina D es el desarrollo de una enfermedad ósea conocida como osteoporosis. Igualmente, también puede generar una enfermedad de los huesos en niños, llamada raquitismo.
Del mismo modo, la deficiencia de esta vitamina está vinculada con enfermedades del sistema inmune, sistema metabólico, diabetes, problemas cardiovasculares y obesidad.
Relación con la obesidad
Diferentes estudios científicos han conseguido encontrar una asociación importante entre los niveles bajos de vitamina D y el riesgo de obesidad. No obstante, estos estudios no precisan si la falta de esta vitamina provoca un aumento de peso o es una consecuencia de tener un peso por encima del recomendado.
Al respecto, los expertos explican que la vitamina D forma parte del sistema inmune y presenta capacidades antiinflamatorias. Por ello, cuando existe una deficiencia de este nutriente, provoca que el organismo no cuente con el mismo poder para disminuir el estado proinflamatorio que deriva en obesidad.
Igualmente, la carencia de vitamina D puede tener efectos sobre las hormonas del apetito, incrementando la sensación de hambre y la tendencia del cuerpo a aumentar la cantidad de grasa.
Por todos estos motivos, los especialistas en nutrición y medicina recomiendan contar con unos niveles óptimos de vitamina D obtenidos recomendablemente a través de la alimentación y la exposición moderada al sol.