Según expone la Organización Mundial de la Salud (OMS), la rehabilitación es un conjunto de intervenciones que van encaminadas a optimizar el funcionamiento y reducir la discapacidad en personas con afecciones de salud en la interacción de su entorno.
Es decir, la rehabilitación ayuda a cualquier persona a ser lo más independiente posible en su día a día y les permite participar en actividades, que sin el proceso de rehabilitación no sería posible. Para ello, se tratan las afecciones subyacentes (como el dolor) y se mejora la forma en la que la persona funciona, apoyándola para que supere sus dificultades que pueda tener para ver, oír, entender, comunicarse, alimentarse o moverse.
La rehabilitación se centra mucho en la persona, lo que significa que las intervenciones y enfoque seleccionados en cada caso dependerán de los objetivos y preferencias de la persona interesada. Puede ofrecerse rehabilitación en muchos entornos diferentes, desde entornos hospitalarios o ambulatorios, a clínicas privadas o entornos comunitarios, como el domicilio.
Entre el personal dedicado a la rehabilitación se incluyen diferentes profesionales de la salud: psicoterapeutas, ergoterapeutas, logopedas, ortesistas y protesistas, además de especialistas en medicina física y rehabilitación.
Cualquier persona puede llegar a necesitar la rehabilitación en cualquier momento de su vida, ya sea por una lesión, una operación o una enfermedad. Por este motivo, hoy vamos a desmentir alguna de las ideas erróneas más comunes que envuelven el proceso de la rehabilitación.
Ideas equivocadas que tenemos sobre la rehabilitación
En primer lugar, debemos de tener presente que la rehabilitación no es solo para las personas con trastornos prolongados o problemas físicos. Todo lo contrario, la rehabilitación es una parte fundamental del servicio de salud, que debe de ayudar a cualquier persona con con algún problema de salud, agudo o crónico, alguna deficiencia o alguna lesión que suponga una limitación para su vida cotidiana. Por lo tanto, toda aquella persona que necesite rehabilitación, debe poder acceder a los servicios pertinentes.
Así, la rehabilitación no es un lujo ni un servicio de salud disponible solo para aquellos que puedan permitírselo. La rehabilitación es un servicio universal y que debe de estar al alcance de todos. De hecho, tampoco es un servicio opcional que pueda intentarse cuando fallen otras intervenciones para prevenir o curar una afección de salud.
En este sentido, y para que se puedan llevar a cabo todos los beneficios sociales, económicos y sanitarios de la rehabilitación, es necesario que todas las personas tengan acceso a intervenciones de rehabilitación oportunas, de calidad y asequibles. En la mayoría de los casos, esto implica empezar con la rehabilitación en cuanto se detecta un problema de salud, y continuar con ella mientras se llevan a cabo otras intervenciones sanitarias.
¿Cuál es el verdadero objetivo de la rehabilitación?
La rehabilitación es sumamente importante para ayudar a los individuos a lograr y mantener un funcionamiento correcto de su físico para evitar una posible discapacidad en el futuro. Así, la rehabilitación es fundamental para aquellas personas que quieren vivir, trabajar y aprender con pleno rendimiento. Además, la rehabilitación también cumple una importante labor para en frenar patologías relacionadas con el envejecimiento y destinadas a mejorar la calidad de vida.
El proceso de la rehabilitación contribuye a la atención integral centrada en la persona. Es un componente integral de los servicios de salud, lo que garantiza que la gente pueda realizar con total potencial y funcionamiento sus actividades del día a día. Es más, la rehabilitación también cumple un servicio para la prevención de deficiencias y desmejoras en la fase aguda de atención; como también para la optimización y el mantenimiento del funcionamiento en las fases de largo plazo y post-agudas de atención.