Cuando escuchamos que alguien ha tenido un ictus siempre supone un shock. Si bien, un ictus ocurre cuando se produce una obstrucción de un vaso sanguíneo cerebral (trombosis, embolia), rotura (derrame) o ambas situaciones, conocida como apoplejía. Esta afección se engloba dentro del campo de la neurología.
Así, para referirse a cualquier tipo de patología cerebrovascular aguda, desde la Sociedad Española de Neurología (SEN) sugieren utilizar el término Ictus.
No obstante, se diferencia dos tipos de ictus principalmente en el ámbito de la neurología. En caso de obstrucción de una arteria cerebral hablaremos de ictus isquémico (infarto cerebral). Cuando se produce una rotura de una arteria se trata como ictus hemorrágico o hemorragia cerebral.
¿Es posible prevenir el ictus?
La respuesta de los expertos es sí. Estamos ante una enfermedad que se puede prevenir. Por un lado tenemos la prevención primaria, que es aquella que todos podemos realizar para reducir al mínimo el riesgo de ictus a lo largo de la vida:
- Llevar a cabo una dieta saludable, baja en sal y grasa.
- Realizar actividad física de forma regular.
- No fumar y limitar el consumo de alcohol a niveles moderados.
- Controlar el peso, los niveles de colesterol, la presión arterial y el azúcar en sangre.
- Realizar un control regular del pulso. Si notamos un pulso rápido o palpitaciones en situación de reposo, es recomendable acudir a un especialista médico.
Las patologías correspondientes al campo de la neurología son ampliamente complejas. Si bien, las personas que ha sufrido alguna vez un ictus tienen la obligación de llevar a cabo lo que se conoce como ‘prevención secundaria’. Ésta cuenta con el objetivo prioritario de minimizar el riesgo de que vuelva a aparecer un episodio similar en un futuro.
En la prevención secundaria es necesario llevar a cabo todas las medidas explicadas anteriormente para la prevención secundaria. Pero además, también será conveniente tomar una medicación específica y llevar con control médico de forma regular.
Neurología: Síntomas propios de un ictus
Los expertos de la Sociedad Española de Neurología coinciden en que existe un gran desconocimiento por parte de la sociedad de los diferentes síntomas que podrían avisar de un ictus. En los últimos años, Asociaciones de Pacientes y sociedades científicas han lanzado campañas para concienciar al respecto de este asunto.
Así, estos son algunos de los síntomas más características que podrían anunciar un ictus:
- Pérdida de forma repentina de la fuerza en la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo.
- Pérdida súbita de visión en uno o ambos ojos.
- Alteración repentina de la sensibilidad en brazo y/o pierna y cara de un lado del cuerpo.
- Dolor de cabeza de alta intensidad y sin causa aparente.
- Dificultad para hablar o expresarse.
- Sensación de inestabilidad o desequilibrio.
En cualquier caso, los expertos señalan que ante cualquiera de estos síntomas, aunque hayan sido transitorios o pasajeros, resulta de vital trascendencia acudir a un hospital lo más pronto posible.
«Algunos tratamientos sólo pueden llevarse a cabo en un corto periodo de tiempo tras el inicio de los síntomas, en concreto en las primeras 4 o 5 horas», concluyen desde la SEN.