La enfermedad del hígado graso es una patología hepática que preocupa a un porcentaje de la población. En especial, a quienes son más proclives de tener hígado graso no alcohólico, que quieren saber cuáles son los posibles síntomas y su tratamiento.
Para quienes desconozcan esta enfermedad, se trata de una variante de la esteatosis hepática, cuya diferencia recala en si los motivos son por consumición alcohólica o no.
El hígado graso (o FLD en inglés) es la forma más frecuente de esteatosis, pero no siempre viene acompañada de una lesión hepática debido a la gran capacidad funcional del hígado.
Como te indicará un experto, cuando tienes hígado graso, en tu organismo se produce lo que se llama hepatomegalia, donde este órgano adopta un aspecto moteado y blando y se pone más grande de lo normal.
Según indica Cuídate+, el hígado graso no alcohólico seguirá incrementando con el paso de los años debido a los estilos de vida poco saludables.
Apunta la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) que en la actualidad, hasta un 25% de los españoles se ven afectados por esta patología.
Factores de riesgo del hígado graso
Ocurre en los pacientes que tienen hígado graso no alcohólico que notan un aumento de la grasa en el órgano, y con el tiempo, pueden dañar a otro tipo de organismos.
Concretamente, las células hepáticas, que se sustituyen por fibrosis hasta desarrollar las cirrosis, algo que debemos evitar a toda costa.
Según afirma Isabel Graupera, hepatóloga del Hospital Clínic de Barcelona, esta situación se debe a tres causas que debemos tener en cuenta:
- Un exceso de formación de ácidos grasos.
- Un aumento de la transferencia de ácidos grasos provenientes del tejido adiposo.
- Una incapacidad de metabolizar ese exceso.
¿Qué personas tienen riesgo de padecer hígado graso? Pues los de síndrome metabólico, como la obesidad, la diabetes, la hipertensión o la dislipidemia.
El riesgo cardiovascular del hígado graso no alcohólico
Nuestra circulación sanguínea se verá alterada tras el diagnóstico de esta enfermedad, por lo que debemos evitar futuras enfermedades cardiovasculares.
Los expertos apuntan directamente a posibles factores genéticos, que podrían determinar la presencia del hígado graso en personas con un peso normal.
Pasa igual con la psoriasis, la hidradenitis superativa o la enfermedad inflamatoria intestinal, de las cuales podríamos también desarrollar el propio hígado graso.
Si logramos contener esta patología, lograremos regular nuestra presión sanguínea a niveles óptimos para nuestro organismo.
Es justo decir, por otro lado, que no hay síntomas asociados al hígado graso no alcohólico, por lo que su diagnóstico no es sencillo.
Hay especialistas que advierten que una forma de poder tratar prevenir a tiempo esta situación es un dolor abdominal a la altura del hígado, pero es algo demasiado generalizado.
Para saber si hemos llegado a tiempo a prevenir esta dolencia, es esencial dividir sobre si sólo hay grasa o la fibrosis ya afecta a nuestro órgano.