Una persona ciega vuelve a ver 40 años después gracias a una nueva terapia

El señor, de 58 años, tenía una enfermedad neurodegenerativa pero gracias a una terapia optognética ha recuperado la vista parcialmente

Como si de un milagro se tratase. Un hombre ciego ha recuperado la vista parcialmente gracias a una terapia optognética. El señor, de 58 años, tenía una enfermedad neurodegenerativa y para volver a ver ha llevado un tratamiento que ha consistido en la inyección en el ojo de un adenovirus que portaba una proteína fotosensible procedente de un alga y unas gafas especiales.

Este caso, que ha sido pionero, ha permitido la recuperación parcial de la visión en un paciente ciego. Esta técnica fue desarrollada a comienzos de siglo, tal y como recoge la revista Nature Medicine.

Dicho estudio cuenta con el aporte de científicos de la Universidad de la Sorbona (Francia), la Universidad de Pittsburgh (EE.UU) y la de Basilea (Suiza) y se basa en la manipulación de proteínas microbianas fotosensibles y de células a través de la luz.

«Espero que sea un gran avance», comentaba José-Alain Sahel, uno de los autores perteneciente a la Universidad de Pittsburgh y de la Sorbona.

El paciente con retinosis pigmentaria recuperó la visión

Hace 40 años, al paciente le diagnosticaron retinosis pigmentaria, una enfermedad neurodegenerativa progresiva que destruye las células sensibles a la luz de la retina y provoca ceguera total. Era un persona ciega.

Una vez que recibió esta nueva terapia, y tras un periodo de adaptación y aprendizaje del uso de la tecnología, el sujeto vio cambios. Por ejemplo, fue capaz de localizar, identificar y contar diferentes objetos utilizando el ojo tratado mientras llevaba las gafas. Antes de dicha inyección, y sin el uso de las gafas, el hombre no era capaz de detectar visualmente ningún objeto.

hombre ciego recupera visionUno de los autores de la investigación señalaba que el ojo es “un sistema muy complejo que permite que nuestra visión se adapte a diferentes niveles de luz”. Además, destacaba también su fragilidad, por eso “cuando la visión desaparece -apuntó- quedan pocos tratamientos, aparte del uso de prótesis o la reactivación de las células restantes en la retina”.

Un reto en mayúsculas

Como apuntaban desde el medio Canarias Te Quiero, la retinosis pigmentaria es una enfermedad causada por mutaciones en más de 71 genes diferentes. Esto hace que el resto de desarrollar terapias génicas que sustituyen unas pocas de proteínas para reparar la maquinaria celular rota. Además, es algo que no es muy eficaz, como apuntan los expertos.

Ese fue el motivo por el cual los expertos quisieron ver el problema desde otro punto de vista. La idea ya no era reparar los genes mutados uno por uno en las células que responden a la luz activando las células nerviosas de la retina. Ahora iban a activar las células nerviosas directamente, para lo que usaron las herramientas optogenéticas.

El paciente recibió la inyección en uno de los ojos de un vector asociado a un adenovirus que tenía información genética. Esta codificaba una proteína sensible a la luz llamada canalrodopsina ChrimsonR, que se encuentra en algas brillantes de la naturaleza. Entre sus características se encuentra que responde a la luz cambiando su forma. Además, permite el flujo de iones dentro y fuera de las células.

Esto las activa y provoca, en el caso de las neuronas diseñadas experimentalmente para expresar las canalrodopsinas, hace que se disparen y transmitan la señal a través de las terminaciones nerviosas al cerebro.

“Adaptarse al uso de las gafas lleva su tiempo”, aseguraban los expertos. De hecho, al principio, el paciente “no las encontró muy útiles, pero tras unos meses empezó a ver las rayas blancas de un paso de peatones y, tras varias sesiones de entrenamiento, fue capaz de reconocer otros objetos, grandes y pequeños.

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