Los españoles se resisten a dejar de pagar con dinero en efectivo. En una sociedad a la que los nuevos tiempos le ha llegado ya con una cierta edad, es complicado cambiarles sus costumbres en el momento de pagar. Y esto, a pesar de existir formas de pago más actuales, avances tecnológicos y restricciones por parte de la Agencia Tributaria. Porque esto no ha cambiado. Una de las grandes batallas de Hacienda, es seguir luchando por localizar todo aquel dinero del que no es posible justificar su origen.
No sabemos si de seguir esta tendencia, las nuevas generaciones sucumbirán por propio aprendizaje y dejarán de pagar con dinero en efectivo. Desde luego, facilidades no faltan. Hace ya años que convivimos con las tarjetas bancarias. Estas son fáciles de transportar sin necesidad de pensar en la cuantía a llevar cuando se va a salir. No obstante, antes de la pandemia, muchos eran los negocios que se resistían a este método de pago y fijaban cantidades mínimas para poder usarlos.
Pero tras la pandemia, el miedo al contagio por contacto cambió radicalmente esta mecánica. Por ello, hoy en día no solo la mayoría de los negocios te facilitan esta forma de pago, sino que el auge de las compras online, lo ha normalizado. En la misma línea, aplicaciones móviles como Bizum, también juegan en detrimento del uso de dinero en efectivo. En este caso, la facilidad de uso y la posibilidad de hacer cualquier pago desde el teléfono móvil, ha aumentado sus seguidores.
Multas de hasta 2.500 euros por pagar con dinero en efectivo
En España, la normativa fiscal limita el pago con dinero en efectivo a 1.000 euros. Este límite era de 2.500 euros pero el Gobierno aprovechó el cambio de tendencia en las formas de pago para rebajar esta cifra. Por tanto, hoy en día no se pueden pagar en efectivo operaciones con un importe igual o superior a 1.000 euros. Aunque existe una excepción: las personas físicas particulares con domicilio fiscal fuera de España, cuentan con un límite de 10.000 euros.
Desde la Agencia Tributaria se justifica este hecho recordando que «el uso de efectivo para transacciones grandes es un mecanismo de sobra conocido para el blanqueo de capitales y para evitar la correcta tributación de las rentas obtenidas en la imposición directa y del IVA devengado en la indirecta». Esta opacidad fiscal que Hacienda intenta controlar, es el motivo por el que se han establecido límites a los pagos con dinero en efectivo.
Esta normativa fiscal contempla también un régimen sancionador. En ella, se refleja que incumplir los límites, supone una infracción administrativa grave. Así pues, la Agencia Tributaria establece que la base de dicha sanción sea la cuantía pagada en efectivo en las operaciones de importe igual o superior a 1.000 euros o 10.000. Por tanto, la sanción consistirá en una multa proporcional del 25 por ciento de la base de la sanción, lo que equivale a entre 250 y 2.500 euros de multa, como máximo.