Corría el 22 de enero de 2015, cuando Pablo Giersenow tenía 37 años y decidió emprender un viaje sorpresa para acudir al cumpleaños de su padre. Nadie sabía que su intención era presentarse como un verdadero regalo. Sin embargo, durante el trayecto, una gran tormenta dificultaba notablemente la vista de la carretera y, en un momento dado, debido a la intensidad de la lluvia, el coche en el que circulaba patinó por el asfalto, haciendo imposible cualquier maniobra de freno, y se estampó frontalmente contra un guardarraíl, que se introdujo por la puerta del acompañante y, “como una gran guillotina”, le arrebató las dos piernas, revela el propio protagonista.
Tras este gravísimo accidente, en el que Giesenow había perdido las dos piernas, apenas permaneció nueve días ingresado en el hospital, a pesar de la magnitud de las secuelas. Sin embargo, tras recibir el alta y regresar a su casa, este abogado, vocal de Tribunal de Cuentas, no tuvo tiempo para las lamentaciones y comenzó su proceso de aceptación y adaptación a la nueva vida que le había tocado vivir «con el cuchillo entre los dientes», comenzando con la modificación de su hogar, que no estaba preparada para ser un lugar accesible para sus nuevas necesidades. Igualmente, Giesenow decidió volver a su estudio jurídico, buscando regresar a la normalidad para enfrentar la vida; así, el trabajo y el deporte se convirtieron en su terapia para «volver a aprender a caminar a los 38 años de edad”.
Solución o adaptación
Pablo Giesenow perdió las dos piernas en un accidente de tráfico, pero «pude haber perdido la vida«, indica. Desde entonces, ha orientado su vida a alzarse como un referente para las personas con discapacidad, especialmente en el ámbito del deporte adaptado, donde participa como atleta; de hecho, se dio cuenta contar y hacer extensible a todos los públicos su experiencia de volver a correr, andar en bici o jugar al fútbol, le abría puertas dentro de este colectivo, por lo que quiso ayudar a quien lo necesitaba y se encontraba en una situación similar a la suya o, simplemente, sirviendo como modelo de inspiración a cualquier oyente. «Qué suerte la mía que lo puedo contar«, subraya Pablo.
Tras el accidente, su familia y su entorno más cercano tuvieron claro una cosa, por la que incluso se mostraban agradecidos: «haber podido conservar la vida«. Desde esa base, fueron capaces de enfrentarse a todo lo demás de la mejor manera posible, poniendo en perspectiva que, al menos, volvían a estar todos reunidos. La historia de este atleta y referente del deporte adaptado está plenamente marcada por la capacidad de superación, resiliencia y fuerza de voluntad para no decaer, siendo capaz de reinventarse ante las adversidades y ante una nueva forma de vivir y planteando siempre una visión positiva de su accidente, en el que perdió las dos piernas: «Si algo no tiene solución, siempre tiene adaptación«, destaca Pablo Giesenow en una entrevista publicada en su perfil de redes sociales.
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En este sentido, tal es la autoridad que ha alcanzado la voz de este atleta en el mundo de la discapacidad y del deporte adaptado para este colectivo que ha escrito un libro en el que narra su experiencia, trayectoria y dedicación para volver a vivir la vida en su máximo esplendor sobre dos prótesis. Bajo el título de ‘Corre tus límites‘, Giesenow quiere transmitir que no hace falta sufrir una tragedia para “valorar la vida y perseguir lo que se quiere”, invitando a toda la audiencia a dejar la queja y el miedo para ir hacia adelante. Del mismo modo, expone que «el fracaso es una fuente inagotable de aprendizaje” y que lo opuesto al éxito es “ni siquiera intentarlo”.
Superación y resiliencia
Si existieran únicamente dos palabras para describir la vida de este atleta y abogado serían, probablemente, superación y resiliencia, dos conceptos profundos y que expresan el carácter de Pablo Giesenow para haber sido capaz de salir adelante cuando la vida le cambió por completo en un segundo, tras sufrir un accidente de coche que le arrebató ambas piernas. Aprendió a caminar y a vivir de nuevo, pero no perdió la vida. De este modo, en el ámbito deportivo, continúa haciendo honor al título de su primer libro y permanece ‘corriendo sus propios límites’, mejorando sus marcas: recientemente ha anunciado que ha completado una carrera de 10 kilómetros en 50 minutos y 48 segundos, buscando bajar la marca de 5 minutos por kilómetro. Un hito para cualquier persona, aunque para este deportista sea algo ‘normal’.

De esta manera, Pablo también manifiesta que, desde su accidente, el deporte ha sido un auténtico ‘salvavidas’ para él, sin descuidar su trabajo como abogado, practicando ciclismo, running, paddle, básquet y tenis adaptado, haciendo gala de un poderoso testimonio sobre cómo reinventarse, con propósito y determinación, ante un terrible golpe que la vida le tenía preparado cuando se disponía a recorrer más de dos mil kilómetros para darle una sorpresa a su padre con motivo de su cumpleaños. Finalmente, Pablo Giesenow, que es el segundo de siete hermanos, concluye que «en la vida hay que pelear siempre por lo que quieres. Hasta el final«. Él lo ha hecho y lo seguirá haciendo.
