El huevo es un alimento que está presente en la dieta de todas las personas, o al menos, debería estarlo debido a los beneficios que tiene para nuestro cuerpo. Se trata de un producto con un perfil nutricional excelente, siempre y cuando este este en buen estados. ¿Cómo saber si los huevos que compré son frescos? Hay un truco para esto.
El huevo es un producto que debemos consumirlo fresco, pues de no estarlo pierde rápidamente sus propiedades. En teoría, todos los huevos que compramos son frescos, pero siempre puede haber alguna excepción.
¿Cuál es el truco para saber si un huevo es fresco o no?
De acuerdo a los expertos de la Organización de Consumidores y Usuarios de España (OCU), “la cáscara del huevo nuevo es áspera y opaca”. En cambio, cuando se trata de un huevo viejo, esta será mucho más lisa y tendrá cierto brillo.
Si aún así no consigues saber si un huevo es fresco o no, siempre podrás utilizar la prueba del vaso de agua.
“El huevo está fresco si al sumergirlo en agua con un 10% de sal disuelta permanece en el fondo del recipiente. Si flota, deséchalo. No te equivoques con los huevos ya cocidos, que flotan”, indica la OCU.
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¿A qué se debe esta reacción en los huevos?
Los huevos, conforme envejecen, van cambiando de densidad «debido al aumento de espacio de la cámara de aire que hay entre la membrana interna y la externa». Este proceso provoca que un huevo fresco vaya directamente al fondo del recipiente; uno medio fresco toque el fondo pero se levante un poquito por su parte superior; y uno viejo, directamente se eleve hasta la superficie.
La autoridad española recomienda que los huevos se conserven siempre en la nevera, colocados con la punta hacia abajo. Solo así podrá consumirse hasta 28 días después de colocado. Eso sí, si encuentras un huevo con la cáscara rota o dañado, debes desecharlo.