Al ser estrella de una de las franquicias de superhéroes más duraderas de Hollywood, Hugh Jackman estuvo obligado, bajo contrato, a mantener su cuerpo desde que empezó a grabar X-Men desde 1999. Esto ocurrió con el actor de nacionalidad australiana, pues debía interpretar a Lobezno/Logan (Wolverine) cuyo disfraz consistía solo en unas garras y exponer en todo momento sus musculosos pectorales.
Hugh Jackman inició su carrera como actor de teatro en Brodway y en televisión, para luego dar el gran salto al cine y sobre todo a Hollywood. En la pantalla grande debutó en 1999 con la película dramática Erskineville Kings, ganando el premio del Círculo de Críticos del Cine de Australia como Mejor Actor Masculino.
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Poco después empezó su ‘romance’ interpretando a Wolverine en la película X-Men. Sin embargo, este personaje le costó muchas horas de ejercicios y para mantener su excelente forma. En el momento en que las cámaras se apagan, el continuaba con sus rutinas en el gimnasio.
Los informes de la prensa aseguran que Hugh Jackman acudía seis días a la semana y a doble turno. El actor seguía un ciclo de entrenamiento de cuatro semanas, con un programa enfocado en movimientos con pesas libres y movimientos con accesorios.
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Las primeras tres semanas consistían en levantar objetos pesados y empujar gran cantidad de peso en muy pocas repeticiones. Durante la última semana, Hugh Jackman levantaba cantidad más pequeñas pero a un volumen más alto, estimulando así el crecimiento de sus músculos.