Una noticia que nos deja sin palabras. Una anciana de 81 años tenía cita en el médico. Al vivir en un municipio alejado de la ciudad, se disponía a ir en bus. Sin embargo, llegó a la estación y no pudo acudir a su cita.
Ella es Juani, vecina de Ambite. Para llegar a su médico de cabecera, con el que llevaba esperando la cita varios meses, tenía que coger la línea de bus 326. Tenía la intención de coger el bus, pero finalmente se quedó en tierra.
El pago de viajes en bus ha quedado limitado a disponer de las tarjetas de abono, sin poder pagar en efectivo. Juani contaba con su abono transporte para personas mayores, sin embargo, después de pasar toda la pandemia en casa, lo tenía caducado.
Fue entonces cuando se dispuso a pagar en efectivo el viaje, aunque le fue rechazado. El conductor argumento que no era viable.
Ante esto, la anciana comenzó a explicarle su situación y el por qué tenía el abono caducado tras permanecer en casa encerrada durante varios meses. Pese a las exhaustivas explicaciones, el conductor se cerró en banda, le hizo caso omiso y prohibió a la señora que subiera al autobús.
La cosa se enroscó. La mujer no quiso bajarse del bus: tenía la visita a las diez y cuarto de la mañana y eran sobre las ocho y media. Iba ya con el tiempo demasiado ajustado para acudir a la visita. El conductor arrancó pero…
Pero, para asombro de propios y extraños, paró en la siguiente parada, aún en Ambite, manifestando que no seguiría hasta que la señora no bajara. Hasta que la anciana no abandonara el vehículo. Se creó entonces una situación de auténtica estupefacción.
La señora, con los ojos humedecidos por las lágrimas, bajó del autobús a fin de que pudiera seguir su ruta. El conductor insistía en que sin billete no podía viajar pues se exponía a una sanción, a una multa, por parte de la propia empresa o bien de la policía. El pez que se muerde la cola.
La anciana perdió la visita al médico. Perdió la cita concedida después de haber estado meses esperándola. ¿Qué dice la empresa? Que la actuación del conductor fue la correcta, llegando incluso a solicitar a algún otro viajero si podía marcar con su abono -para cobrar a continuación ese billete- pero tampoco pudo ser: finalmente hizo bajar a la anciana.