El lema de vida de Guillermo Gracia Nuñez dice -casi- todo de él y de su personalidad: «Mi capacidad es mayor que mi discapacidad«. Este exitoso nadador convive con el síndrome de Down desde el momento en el que nació, una patología provocada por una alteración genética que radica en la presencia de un cromosoma extra en el par 21. Sin embargo, esta condición congénita no le ha frenado lo más mínimo; es más, le ha impulsado para convertirse en deportista de élite y en una persona de referencia y figura inspiradora para muchos colectivos, tengan o no discapacidad, por su fortaleza, tesón y capacidad de afrontar la vida desde una perspectiva valiente.
Gracia nació el 2 de febrero de 2004 en Cáceres. Desde entonces se ha proclamado 27 veces campeón del mundo y 10 veces plusmarquista mundial de natación adaptada. No es una mala carta de presentación. Además, como él mismo lo explica en su biografía, presenta «un cromosoma más en todas mis células, lo que hace que el mundo vaya un segundo más rápido que yo«, lo que le exige poner un poco más de esfuerzo y empeño en todas los objetivos que tiene propuestos. En este sentido, su trayectoria profesional comenzó desde muy joven, por casualidad y por sesiones de terapia dentro del agua para plantarle cara al síndrome de Down: «A los tres meses meses entré por primera vez en una piscina para hacer ejercicios con mis padres y desde entonces no he parado de nadar«, explica Gracia.
Cada reto, una oportunidad
De acuerdo con la Fundación Princesa de Girona, Guillermo Gracia «representa la superación, la fuerza interior y la determinación de quienes no se rinden ante los desafíos». Precisamente, ha sido esta tenacidad y voluntad la que le ha permitido ser galardonado con el Premio Princesa de Girona a los Valores de Jóvenes Deportistas masculino 2025, un merecido reconocimiento a una impresionante trayectoria deportiva, en la que ha integrado su habilidad dentro del agua con una admirable capacidad para transformar «cada reto en una oportunidad, demostrando que el verdadero éxito no se mide solo en logros deportivos, sino en el esfuerzo diario, la constancia y el compromiso social», detalló el jurado en esta gala.
En esta línea, guiado por el síndrome de Down, una actitud siempre positiva y una sonrisa imborrable en sus rostro, «Guillermo lucha por la inclusión y los derechos de las personas con discapacidad intelectual, convirtiéndose en un ejemplo de vida y esperanza», han recogido desde la Fundación. Aun así, con una dilatada trayectoria profesional, a pesar de su corta edad y con la vitrina llena de trofeos y medallas, este excelente nadador no se rinde y lanza una ‘amenaza’ que promete cumplir: «Todavía tengo muchos sueños por cumplir y toda la vida por delante«. Todo hace augurar que seguirá fiel a su estilo para continuar coleccionando hitos deportivos y personales.
Finalmente, en este sentido, el propio Gracia Núñez, a través de charlas y redes sociales, comparte su experiencia «con empatía y respeto, inspirando a muchas familias y jóvenes a creer en sus propias capacidades», indica la entidad. Así mismo, Guillermo «no solo rompe récords en el agua, también rompe barreras en la sociedad, recordando que las verdaderas capacidades nacen del corazón, el coraje y la voluntad de ayudar a los demás» exclama la Fundación Princesa de Girona en un bonito comunicado a modo de homenaje a la figura deportiva y social de este joven y admirable nadador.
Excelencia deportiva e impacto social
Sin duda, combinar e integrar la máxima excelencia deportiva posible con generar un notable impacto social no debe ser una tarea sencilla. Guillermo Gracia sí lo ha logrado, cimentando su personalidad en la humildad, en el trabajo y en el esfuerzo diario, lo que le ha permitido convertirse en referente internacional dentro del mundo de la natación adaptada y poder visibilizar el síndrome de Down y la discapacidad en algunos de los mejores escenarios posibles. Como confirma la entidad que entrega estos galardones, este deportista con «apenas 15 años debutó internacionalmente, y desde entonces ha mantenido una competitividad ejemplar en pruebas de libre y estilos».
A día de hoy, gracias al papel que se ha ganado como referente para el colectivo de la discapacidad, es capaz de compaginar su formación y preparación deportiva con diferentes iniciativas y causas sociales que pongan de manifiesto y reivindiquen las necesidades, derechos y oportunidades de personas con discapacidad. De esta manera, ha encontrado en el deporte una herramienta poderosa para el cambio y para el impacto de la sociedad. Finalmente, «su entorno le permite seguir creciendo como nadador y y conferenciante, con la mirada puesta en seguir inspirando dentro y fuera del agua», detallan desde la Fundación Princesa de Girona. Con personas como Guillermo, hablar de inclusión es estar un poco más cerca de dejar de tener que hacerlo, porque estamos más cerca de conseguirlo.