La pandemia del Covid-19 y la aparición de nuevas enfermedades vuelven a poner de manifiesto la importancia de la estructura nutricional en la salud de las personas. Las diferentes vitaminas, minerales y elementos que contienen los alimentos resultan fundamental para reducir el riesgo de desarrollar diferentes enfermedades o incluso presentar una mayor protección ante virus e infecciones. Es el caso de la vitamina C.
Después de numerosos estudios llevados a cabo por la comunidad científica y sanitaria, se ha descubierto que la vitamina D y la vitamina C tienen efectos muy positivos frente al Covid-19. Es decir, la nutrición se convierte en este contexto en una de las mejores armas de los seres humanos ante enfermedades y virus. Esto es algo cada vez más evidente.
Algunos reputados científicos optan por educar a la población en este sentido desde muy temprana edad. Por ejemplo, con una asignatura de nutrición en las escuelas, con una importancia similar a las matemáticas, lengua o inglés.
Además, en este contexto de pandemia por el Covid-19, prestigiosos bioquímicos como Adrián Gombart, discípulo del Premio Nobel Linus Pauling, instan a las autoridades de los diferentes países a implantar el aumento del consumo de vitamina C y vitamina D como medida de protección frente al virus; al igual que usar mascarilla o lavarse las manos.
Alimentos con vitamina C
La vitamina C es un micronutriente que podemos encontrar especialmente en frutas cítricas y verduras. Tradicionalmente, entre la población es asociada a la vitamina C y es normal, ya que este fruta proporciona una dosis importante de este micronutriente.
Si bien, existen numerosas frutas que aportan una mayor cantidad de vitamina C como pimientos rojos, kiwi, brócoli, perejil, coles de Bruselas o guayaba. Además, también encontramos frutas exóticas como el caqui, escaramujo, camu camu o kakadu, que suponen una auténtica bomba nutritiva en cuanto a su componente de vitamina C.
En este grupo también destacan las fresas, una de las frutas más sabrosas que se pueden consumir, la cual aporta más vitamina C al organismo que la naranja. Cada 100 gramos de fresas constituyen un aporte de 58,6 mg de vitamina C; por los 50 mg que proporcionan unos 100 gramos de naranja.
Otras propiedades
Las fresas son una fruta con una gran capacidad antioxidante, gracias a su composición de vitamina C y la presencia de antocianinas. Por ello, constituyen un alimento ideal para preservar la salud de nuestra piel. Pero además, se trata de una fruta rica en ácido fólico, hierro, calcio, yodo, fósforo, magnesio, potasio y fibra.
Así, teniendo en cuenta todas esta propiedades, las fresas están altamente recomendadas para personas que tengan la presión arterial elevada. Sin embargo, son poco aconsejables para aquellas personas que presenten facilidad a desarrollar cálculos renales de oxalato; debido a su contenido en ácido fólico.
¿Cuánta vitamina C necesitan consumir las personas?
Las personas necesitamos consumir una dosis concreta de vitamina C de forma diaria. El organismo requiere de una cantidad adecuada de este micronutriente para funcionar de forma adecuada, evitando problemas de diferente índole.
Así, el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos establece la cantidad que una persona debe ingerir al día, dependiendo de factores determinantes como la edad o el sexo:
Etapa de la vida | Cantidad recomendada |
---|---|
Bebés hasta los 6 meses de edad | 40 mg |
Bebés de 7 a 12 meses de edad | 50 mg |
Niños de 1 a 3 años de edad | 15 mg |
Niños de 4 a 8 años de edad | 25 mg |
Niños de 9 a 13 años de edad | 45 mg |
Adolescentes (varones) de 14 a 18 años de edad | 75 mg |
Adolescentes (niñas) de 14 a 18 años de edad | 65 mg |
Adultos (hombres) | 90 mg |
Adultos (mujeres) | 75 mg |
Adolescentes embarazadas | 80 mg |
Mujeres embarazadas | 85 mg |
Adolescentes en período de lactancia | 115 mg |
Mujeres en período de lactancia | 120 mg |
En determinados casos, por ejemplo para combatir el resfriado común, los especialistas recomiendan duplicar la dosis necesaria de vitamina C. Si bien, este micronutriente no tiene la capacidad para frenar el resfriado común, pero sí para reducir sus síntomas y limitar el tiempo de la infección vírica.