El hierro es el elemento emblema de la hemoglobina, ya que es la proteína que permite el transporte del oxígeno, nutrientes y demás sustancias que permiten que el organismo se mantenga en pie.
Su presencia en la alimentación es vital y no es para nada difícil de hallar, ya que los mismos se encuentran tanto en alimentos de origen animal (hem) como vegetal (no hem)
Asimismo, su absorción es muy fácil cuando hablamos de aquellos que provienen de los animales; pero la situación cambia cuando la fuente es vegetal.
Nunca nos cansaremos de decir que la vitamina C es el elemento por excelencia cuando de la absorción del hierro se trata. Sin embargo, además de tomar en consideración los aliados del mineral, hay que tener en cuenta los que causan un efecto contrario.
El calcio y la fibra son los inhibidores más populares, pero hay otros de menor renombre que causan el mismo efecto.
Los fosfatos entran en la categoría de inhibidores de hierro, los cuales están presentes de forma natural muchos alimentos; e incluso se encuentran en los medicamentos.
Ten en consideración que la idea no es enloquecer con estos datos, sino aprender más sobre lo ingerido y la forma en que se hace.
¿Qué son los fosfatos?
Los fosfatos son sustancias que se encuentran naturalmente en el ADN humano, interviniendo además en el suministro de energía del organismo.
Tampoco podemos olvidar que están presentes en los alimentos que ingerimos, mientras que la industria ha llegado a sintetizarlos para lograr convertirlo en potentes conservantes.
En relación a ello, hay que mencionar a los ortofosfatos, compuestos que son una versión avanzada de los fosfatos que son aplicados en el procesamiento de ciertos quesos para alargar su vida.
Además, forman parte de la composición de los huesos y dientes.
Alimentos ricos en fosfatos
Los fosfatos son compuestos que se hallan con facilidad en la vida diaria, ya que su versatilidad permite que incluso sean aprovechados por la industria agrícola.
En cuanto a su presencia en la alimentación, pese a ser un inhibidor suele estar en la composición de los alimentos ricos en hierro.
Los lácteos, carnes y huevos son rubros que contienen fosfatos, por lo tanto logran limitar la absorción férrica.
No obstante, estos fosfatos son más fáciles de absorber cuando hablamos de hierro hem.
La situación claramente cambia con el hierro no hem, es decir, las fuentes vegetales del mineral.
En los cereales hay cierto porcentaje de fosfatos, pero no son tan bien absorbidos, impidiendo que el hierro de estos rubros sea metabolizado como debe ser.
El hierro vs. Fosfatos
Los fosfatos son imposibles de evitar en la alimentación.
Según los estudios de los expertos, los mismos son inhibidores de hierro , ya que en el caso de los cereales están presentes como ácido fítico.
Igualmente se encuentran en la siempre beneficiosa soja, pero en este caso en forma de lecitina.
Sobre su comportamiento en el organismo, se sabe que disminuye la disponibilidad del mineral en el cuerpo.
Sedentarismo
Estudios de varias universidades del mundo han determinado que los fosfatos además de inhibir el hierro, son responsables de otros problemas como el sedentarismo.
De acuerdo a los especialistas, la cantidad recomendada de fosfato son 700 miligramos, sin embargo, en países de primer mundo hay una preocupante tendencia a rebasar dicha cifra.
Según esto es porque hay un alto consumo de productos procesados o precocidos.
Por ende se recomienda la revisión de los ingredientes de cada cosa que compre.
Otro consejo de gran utilidad, es no satanizar los elementos que contengan los inhibidores, sino consumirlos junto a rubros que faciliten la metabolización del compuesto.
Recuerda que en dicho renglón se ubica la vitamina C.
Los jugos de frutos cítricos son una excelente opción, pero tampoco dejes de comer las frutas por si solas.El kiwi, naranja, limón y maracuyá son las mejores opciones para la absorción del hierro.