Llega el verano y vuelve el problema de las piernas hinchadas. Justo en el momento en el que muchas personas, normalmente mujeres, tienen la posibilidad de poder lucir las extremidades inferiores ya sea en la playa o en la montaña, es cuando más suelen crece el dolor en las piernas, de forma que la alimentación no siempre surte todo el efecto que nos gustaría, porque siempre debe estar sustentada por la regulación seria y disciplinada del ejercicio físico. Eso es justo lo que vamos a detallar en este artículo, con la importancia de varias pruebas físicas clave para nuestras piernas.
¿Sabes cuál es el gran causante de que las piernas se hinchen en un período tan especial como es el verano? Pues el calor, claro. El aumento de las temperaturas, y especialmente las olas de calor, le sientan de pena a nuestro organismo a nivel general y a nuestras extremidades a nivel particular. Así que debemos encontrar no sólo la criptonita de la hinchazón, sino también poder cuidar del estado de todo lo que rodea a nuestras piernas: desde los muslos hasta la rodilla pasando por los pies, claro.
¿Qué problemas pueden tener nuestras piernas cuando se hinchan?
Aunque no lo veamos, los problemas circulatorios que se desarrollan por culpa de las piernas hinchadas no permite que le podamos sacar todo el partido que nos gustaría. «Las venas y los vasos tienen unas válvulas que se encargan de bombear la sangre y la linfa, respectivamente, y cuándo estas fallan se produce un estancamiento de líquidos, de rodillas a tobillos, cuenta Antonio Arjona a la revista Telva.
Lo que le suceden a nuestras piernas cuando están expuestas a altos niveles de calor es la llamada vasodilatación, esto es, que tanto venas, arterias y capilares suelen perder elasticidad en sus paredes, dificultando el retorno de la sangre de las extremidades al corazón.
¿Qué ejercicios funcionan mejor contra las piernas hinchadas?
Más allá del consumo de potasio, muy recomendado para poder rebajar esa vasodilatación, hay ejercicios muy sencillos y naturales de hacer para tratar de combatir con esos problemas a nivel sanguíneo. Por más nimio que parezca, caminar es uno de ellos, porque una alta cantidad de pasos diarios puede repercutir positivamente en nuestras extremidades inferiores.
Luego está nadar, que también es muy saludable y podemos utilizarla en materia de recuperación tras algún tipo de ejercicio en el que ejercitamos nuestras piernas. La bicicleta o subir escaleras son otra forma de aumentar el riego sanguíneo. Y luego están los ejercicios con pesas, que también nos ayuda directamente a fomentar la fluidez sanguínea de nuestras piernas. El yoga y algunos ejercicios específicos, como ponerse de puntillas, también puede servir siempre que nos sirva para complementar nuestro entrenamiento.