Bastante se ha hablado en épocas recientes sobre lo dañino que puede ser el azúcar refinado para nuestra salud, sobre todo por la incidencia que tiene en enfermedades crónicas como la diabetes, las afectaciones al sistema cardiovascular o el cáncer, sin embargo, pocos hablan de lo perjudicial que esta resulta para el funcionamiento del sistema inmune.
Es importante recordar lo complejo que es el sistema inmunológico, pues este reacciona tanto a estímulos internos como externos, como por ejemplo la alimentación, en donde las dietas ricas en verduras y frutas pueden ayudar a aumentar las defensas del organismo, mientras que elementos como los alimentos procesados o el azúcar en exceso generan el efecto contrario.
¿El azúcar funciona como un inmunosupresor?
Dependiendo de distintas condiciones del organismo, el azúcar podría o no actuar como un inmunosupresor, aunque siempre hay que tener claro que el consumir grandes cantidades de azúcar puede interferir con el equilibrio de los distintos nutrientes en el cuerpo, generando algunos efectos, como por ejemplo inflamaciones o alteraciones en el metabolismo.
Aunque no siempre se puede decir que este alimento sea dañino, pues muchas veces depende de si el cuerpo ya se encuentra infectado, ya sea por un virus o por una bacteria, así que no se puede hacer una definición simple de bueno o malo cuando se habla del sistema inmune, aunque si se consume en exceso sin duda será perjudicial.
El azúcar y los fagocitos
Una forma de entender mejor la actuación que tiene el azúcar en el sistema inmunitario es conociendo los fagocitos, los cuales son células que tiene como función la protección del cuerpo mediante la absorción de los desechos bacterianos o de partículas pequeñas que resultan extrañas al organismo.
Dentro de los tipos de fagocitos que existen podemos mencionar a los Neutrófilos, Macrófagos, Monocitos, Mastocitos, Células dendríticas
Un estudio científico realizado con la intención de hacer una observación de cómo los carbohidratos simples producían una disminución de la capacidad fagocítica de los neutrófilos, mediante la extracción de sangre después del ayuno nocturno y en intervalos de 30 minutos, 1, 2, 3 y 5 horas.
Las personas seleccionadas para el estudio ingirieron 100gr de glucosa, sacarosa, fructosa, jugo de naranja o miel, lo que generó que unos o dos horas después se produjera una disminución en el índice fagocítico, esto quiere decir que el efecto inmunológico de los fagocitos se vio reducido.
Esta reducción se mantuvo hasta 5 horas de después de consumir carbohidratos simples.
La alimentación es indispensable
Como ya mencionamos, la alimentación es uno de los pilares que mantiene el buen funcionamiento del sistema inmunitario, por lo tanto para garantizar unas buenas defensas es indispensable mantener una alimentación saludable y balanceada, en la cual se integre una buena cantidad de alimentos naturales y se eviten las grasas, los alimentos procesados y las grandes cantidades de azúcares.
De igual forma hay que adoptar hábitos saludables como la práctica de ejercicios diarios, así como trabajar el equilibrio mental y emocional.