Científicos alemanes han logrado descubrir la causa de los trombos provocados por las vacunas de AstraZeneca y Janssen contra el Covid-19 y creen que los sueros se pueden modificar para evitar estas reacciones adversas a las vacunas.
Este importante descubrimiento ha tenido origen en el estudio liderado por el profesor Rolf Marschalek, de la Universidad de Goethe (Frankfurt). El investigador ha logrado estudiar los efectos secundarios producidos por el fármaco desde marzo, explicando que el problema radica en los vectores de adenovirus que ambas vacunas utilizan para introducir en el organismo la proteína de la espícula del Sars-CoV-2, según recoge el Financial Times.
Este mecanismo empleado por las vacunas implica que la espícula -fundamental en la infección- llega al núcleo de la célula, en vez de al citosol un líquido dentro de la misma y donde el virus normalmente produce proteínas), han señalado Marschalek y otros científicos en un ‘preprint’ publicado este pasado miércoles 26 de mayo.
El por qué de los famosos trombos tras recibir la vacuna del Covid-19
Durante el estudio, una vez en el interior del núcleo, algunas de las partes de la proteína se empalman o se separan y crean nuevas versiones, que no pueden unirse a la membrana de la célula, donde se tiene una importante cantidad de inmunización. Estas partes de la proteína que se quedan flotando son expulsadas por la célula y dan lugar a los famosos trombos, que afectan a una de cada 100.000 personas, según los números expustos por Marschalek.
En el lado contrario, las vacunas con ARN mensajero, como son las de BioNTech/Pfizer y Moderna, llevan el material genético de la espícula al líquido de la célula y nunca entra en el núcleo. «Cuando los genes de estos virus están en el núcleo, pueden provocar problemas», ha declarado Marschalek al periódico británico.
En este sentido, Reino Unido lleva muy avanzada su campaña de vacunación, registrando un total de 309 casos de estas reacciones con trombos entre los 33 millones de personas que ya han recibido alguna dosis de la vacuna de AstraZeneca. Por su parte, en Europa los efectos secundarios causados por el suero anglo-sueco y el de Janssen se sitúa en 142 entre 16 millones.
Combatir la desinformación sobre las vacunas
En cuanto a los datos expuestos, debemos recalcar la importancia de recuperar las coberturas vacunales perdidas durante la pandemia para seguir garantizando la salud y la protección de la población infantil. Por ello, Martinón-Torres, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago, ha insistido en que «el perfil de seguridad de las vacunas se vigila estrictamente desde la fase de desarrollo clínico hasta la fase de comercialización mediante estrictos controles de farmacovigilancia».
Para terminar, el doctor ha reclamado combatir la desinformación sobre las vacunas. «Para hacer frente a esa infodemia, la OMS ha elaborado una serie de consejos para identificar la información errónea o la desinformación: evaluar la fuente, ir más allá de los titulares, identificar el autor para considerar su credibilidad, comprobar la fecha para ver si el artículo es reciente, examinar que los datos son probatorios y por lo tanto se sustenten las afirmaciones, olvidar los prejuicios y consultar a instituciones que verifican la veracidad de la información».