El mundo canino tiene aún muchas cuestiones por explorar. A la hora de tratar de domesticarlos, no siempre nos resulta fácil por muchas razones. Bien puede ser porque solemos encariñarnos demasiado, y el amor a nuestro perro nos nubla a veces la condición de mascotas que mantienen.
Pero ciertamente hay muchas personas que los tratan directamente como las personas, o incluso mejor, si cabe. A la hora de comer es uno de los momentos más representativos: te pide más y más en el almuerzo o la cena. ¿Sabes qué debes hacer y cuándo hacerlo para conseguir los mejores resultados y que te deje tranquilo, e incluso te ignore?
No, no es una misión imposible, por más que tu perro insista en que le des eso de lo que estás comiendo. Seguramente tu veterinario ya te habrá advertido en continuas ocasiones que lo que está en la mesa de las personas lo comen las personas, y lo de los cuencos, los perros. Que esa comida humana no siempre es mala, pero ni mucho menos es buena la gran mayoría para nuestra mascota. Y que podemos hacerle un flaco favor porque sus sistemas digestivos son mucho más sensibles de lo que parecen.
¿Qué hago para evitar que mi perro me pida mi comida?
Si ves que está en modo pesado, arañándote o dándote con la patita mientras pone ojos de corderito, es buena idea reflexionar acerca de qué métodos utilizamos para evitarlo. Porque el perro sí sabe perfectamente qué está haciendo a cada momento, y en el momento en el que se le dice que no, e insiste diez veces, a la undécima entiende el mensaje, si no mucho antes.
Ahora bien, también hay fórmulas básicas para evitar que directamente nos pida comida en la mesa: y una de ellas es darle la suya antes. Es decir, si consigues que tu perro o tu perra coman en su horario, seguramente le quedará menos apetito para poder echarle un vistazo a lo que luce en tu plato.
¿Qué no debes hacer para evitar que tu perro te pida comida?
No siempre funciona, eso que te decimos, porque hay perros más glotones que algunos humanos. Pero siempre nos quedará poder diferenciar su comida de la nuestra. Eso es un truco de primero de adiestramiento: si se interesa por nuestro plato, llévale a su cuenco y hazle entender que eso no, que aquello.
No debemos hacer uso de la violencia, ni gritar, ni hacer gestos exacerbados porque aunque a veces nos ignoren, nuestras mascotas y especialmente los perros nos entienden perfectamente. Igual que entienden la felicitación u otro tipo de gesto cariñoso. Tampoco debes mantener flexibilidad en tus instrucciones, porque si no el perro menoscaba tu autoridad y no acaba por tomarte en serio. Los premios están bien dárselos cuando toca.