El funcionamiento del sistema inmune se ve afectado en diferentes ocasiones por múltiples factores, como por ejemplo la alimentación. Y es que la acción inmune se vale de diferentes minerales y vitaminas esenciales para una correcta eficacia.
No obstante, en el correcto funcionamiento del sistema inmune también intervienen otros factores como la realización de ejercicio físico, el adecuado descanso y también evitar en estrés.
En la actualidad, muchas personas viven situaciones de estrés y ansiedad motivada por diferentes factores de relevancia. Cada persona desarrolla estrés por motivos concretos y este hecho puede incidir en el funcionamiento del sistema inmune.
Estrés y sistema inmune
Hay que tener en cuenta que el organismo de los seres humanos está preparado de forma innata para reaccionar frente a diferentes niveles de estrés y actúa liberando adrenalina y cortisol. Estas hormonas ayudan a las personas a estar alertas y protegernos ante situaciones de peligro.
El gran problema para la salud surge cuando el estrés se establece en el tiempo y se convierte en una afección crónica. Cuando esto ocurre no solo afecta al sistema inmune, si no también a la salud del organismo en general.
Para entender mejor la forma en la que afecta el estrés a la acción inmune del organismo es necesario hacer referencia a las palabras de la doctora Carolina Díaz, inmunóloga de Clínica Los Condes.
Esta experta explica que «se ha demostrado que el estrés psicológico crónico disminuye el número de células B, que son aquéllas que producen anticuerpos, así como la funcionalidad y la actividad de las células NK -Natural Killer por sus siglas en inglés-. Ambas están dentro del grupo de los linfocitos y tienen una función primordial en la defensa del organismo ante infecciones bacterianas, virales y micóticas»
Seguidamente, la doctora Díaz añade que «el problema radica en que frente a situaciones amenazantes, esta función puede afectarse por la liberación exagerada y sostenida de adrenalina y cortisol. Lo anterior, con el objetivo de proveer energía para hacer frente a las demandas externas».
En este sentido, es necesario aclarar que la adrenalina es la hormona encargada de poner al organismo en alerta ante cualquier situación de tensión. La adrenalina provoca un aumento de la frecuencia cardíaca, eleva la presión arterial y aumenta la energía.
Por su parte, el cortisol genera un incremento de los niveles de glucosa en sangre y mejorando la reparación de tejidos del organismo.
Estos dos elementos ayudan al organismo a hacer frente a situaciones de estrés agudo en mejores condiciones, aunque si se liberan de forma permanente pueden causar efectos negativos para la salud.
Hábitos para mejorar el sistema inmune
Resulta fundamental controlar el estrés para evitar cualquier perjuicio para el sistema inmune y para el organismo en general. No obstante, es cierto que en ocasiones resulta complicado controlar este aspecto.
Así, los expertos de Clínica Las Condes apuntan otra serie de hábitos saludables para mantener un buen funcionamiento del sistema inmune. Por ejemplo, una alimentación equilibrada, descanso adecuado, realizar actividad física con asiduidad, práctica de medicación; así como la realización de tareas o actividades que ayuden a liberar el estrés.