Las castañas son un fruto sabroso que ayuda a mantener los niveles de vitamina C durante la temporada de otoño e invierno, una época del año donde es necesario incluso aumentar el consumo de este micronutriente. Además, durante la pandemia del Covid-19, la ingesta adecuada de vitamina C se ha vuelto más importante que nunca.
La vitamina C es un micronutriente de vital importancia para la salud. Dado su poder antioxidante, sus beneficios para la piel y sus efectos positivos para el funcionamiento del sistema inmunológico, es recomendable aumentar sus niveles durante el invierno.
Además, numerosos estudios han comprobado que la vitamina C y la vitamina D podrían ser eficaces frente al Covid-19. Es más, en muchos hospitales ya se utilizan tratamientos basados en vitamina D y vitamina C como tratamiento en pacientes ingresados con Covid-19.
Por todos estos motivos es importante que las personas cuenten con niveles adecuados de vitamina C. Además, en una época como el invierno, es un micronutriente muy efectivo para combatir al resfriado común, aunque aún nos e ha podido comprobar que tenga la capacidad de vitarlo.
Castañas, fuente de vitamina C
Muchas persona piensan que la época de castañas comienza en octubre y finaliza en diciembre, principalmente durante el otoño. Sin embargo, la temporada de este fruto puede prolongarse durante todo el invierno, hasta mediados del mes de marzo.
Un falso mito sobre las castañas es que se considera como un alimento que engorda demasiado. Sin embargo, 100 gramos de castañas aportan unas 200 kcal, por debajo de las 550 kcal que proporcionarían almendras, avellanas o anacardos. Es cierto, que tiene un aporte calórico elevado, pero inferior a otros frutos secos comunes.
Por otra parte, otras de las virtudes de este alimento es que es rico en vitamina C, aunque habitualmente no lo encontremos en los listados de productos alimenticios considerados como fuente de este micronutriente. Así, 100 gramos de castañas crudas aportan en torno a 17 mg de vitamina C
No obstante, algunos expertos señalan que las castañas cocidas pierden cierta cantidad de vitamina C, aunque sigue siendo un alimento importante en cuanto a este contenido. Además, hablamos de un alimento rico en carotenoides, ácido fólico, potasio o fósforo.
Niveles adecuados
Durante nuestro día a día, las personas necesitamos consumir una cantidad concreta de vitamina C, esencial para el correcto funcionamiento del sistema inmunológico, entre otras funciones. Así, estas serían las dosis suficiente a consumir diariamente de este micronutriente, según establece el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos:
Etapa de la vida | Cantidad recomendada |
---|---|
Bebés hasta los 6 meses de edad | 40 mg |
Bebés de 7 a 12 meses de edad | 50 mg |
Niños de 1 a 3 años de edad | 15 mg |
Niños de 4 a 8 años de edad | 25 mg |
Niños de 9 a 13 años de edad | 45 mg |
Adolescentes (varones) de 14 a 18 años de edad | 75 mg |
Adolescentes (niñas) de 14 a 18 años de edad | 65 mg |
Adultos (hombres) | 90 mg |
Adultos (mujeres) | 75 mg |
Adolescentes embarazadas | 80 mg |
Mujeres embarazadas | 85 mg |
Adolescentes en período de lactancia | 115 mg |
Mujeres en período de lactancia | 120 mg |
Según esta clasificación 100 gramos de castañas aportarían prácticamente 1/4 de la cantidad diaria necesaria de vitamina C a consumir por un adulto de forma diaria. De ahí que afirmemos que las castañas son un alimento fuente de este micronutriente.
Si eres un amante de las castañas, a partir de este momento sabrás que mediante su consumo ayudarás a tu organismo a mantener unos niveles adecuados de vitamina C; un micronutriente fundamental para el organismo por su implicación con el sistema inmunológico, la piel o incluso virus como el Covid-19.
Además, la deficiencia exagerada de vitamina C puede generar escorbuto, una enfermedad que se manifiesta mediante el sangrado de encías y marcas en la piel y que en casos extremos puede causar la muerte. En la actualidad es una enfermedad prácticamente erradicada en los países desarrollados.