La importancia de la comunicación. Y de saber comunicar, indistintamente de la vía que se utilice para ello. La lengua de signos -LDS- es una de las maneras por las que un amplio colectivo de la sociedad debe establecer una vía comunicativa en la que no existen las palabras, pero el silencio se torna una conversación entre dos personas que se entienden sin necesidad de hablar: únicamente con gestos y miradas que se traducen en interpretaciones. Son las personas con sordera y con discapacidad auditiva. Precisamente, la música, para las personas oyentes, es un universo sobre el que escribir y trasladar mensajes llenos de reivindicación, orgullo o lamentaciones; también denuncias, críticas u homenajes con destinatarios, generalmente, imaginados a libre interpretación por la audiencia. En este sentido, el documental ‘El Canto de las Manos‘ trata de unir la música con la sordera y el lenguaje de signos.
Precisamente, María Valverde, actriz e intérprete y que debita en la dirección de esta ópera, y Gustavo Dudamel, Director Músical y Artístico, han visitado la Academia de ‘Operación Triunfo’ para presentar el documental ‘El Canto de las Manos‘, una producción que, según su protagonista, es «una historia que habla de la música a través de la sordera«. Así mismo, esta obra es una «ópera en lengua de señas venezolana«, explica Valverde, protagonizada por Jennifer, Gabriel y Jose, que son tres músicos sordos de Venezuela, que deben superar adversidades para dar vida a Fidelio de Beethoven, en su primera puesta en escena en lengua de signos. Por su parte, Noemí Galera, directora de la Academia de jóvenes talentos, recuerda que «la música puede incluir, puede sanar. Es tan importante«.
Mostrar al mundo «que somos iguales»
El documental ‘El Canto de las Manos‘ pretende poner de manifiesto una verdad que pocas veces se antoja como real, a pesar de las numerosas teorías y medidas que tratan de fomentar esta afirmación: «Mostrar al mundo que todos somos iguales«, explica uno de sus protagonistas ante la atenta mirada de los concursantes de ‘Operación Triunfo’. La discapacidad, en este caso la sordera, afecta a un importante colectivo de la sociedad que no se puede dejar de lado simplemente por presentar una condición diferente, sino que hay que arroparle, integrarle y dotarle de las herramientas necesarias para que se puedan sentir una parte activa de la población porque, al fin y al cabo, tienen comportamientos y emociones idénticas a las de la comunidad oyente o sin discapacidad.
De este modo, como desvela la Academia del Cine, este documental «propone un viaje que descubre el poder transformador que tiene la música para la comunidad sorda y cómo la música y el arte pueden cambiar el mundo». No obstante, la película también enseña la vulnerabilidad de este colectivo ante determinadas situaciones en las que sienten el aislamiento y la exclusión en primera persona ocasionado, casi siempre, por conductas y actitudes sociales que se convierten en auténticas barreras para las personas con discapacidad. Igualmente, este documental evidencia que «la música no solo es su refugio, sino su salvación y su esperanza«, recogen desde el Festival de Málaga.
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Jennifer, Gabriel y José son tres músicos sordos de Venezuela que serán los encargados de plasmar esta realidad en la gran pantalla. El reto es mayúsculo: llevar a escena, por primera vez en lengua de señas, Fidelio de Beethoven. Por tanto, esta obra cinematográfica también se perfila como una reivindicación de la discapacidad auditiva, señalando sus efectos y consecuencias sociales y estableciendo las bases sobre cómo la música es un universo inclusivo, accesible y sensible en el que todo el mundo tiene cabida, incluso cuando todo parece perdido. Una metáfora de la vida misma extensible a cualquier condición diferente bajo el pseudónimo de discapacidad.
Ejemplo de inclusión
Jennifer, Gabriel y José son los tres protagonistas de esta producción audiovisual que fomenta la participación de las personas sordas en la música. Pero podrían responder a cualquier persona con discapacidad dentro de unos esquemas sociales que, todavía, no termina de incluir a este colectivo dentro de sus planes. Por tanto, la obra de María Valverde y Gustavo Dudamel tiene un relevante papel más allá del sector cinematográfico y se perfila como un grito a voz alzada para sensibilizar y normalizar la presencia de personas sordas o con alguna patología en cualquier esfera social, otorgándoles la oportunidad de explorar y explotar su potencial, en este caso, a través del universal idioma que es la música.
«Esperemos que haya muchas opiniones de que los sordos puedan hacer cosas parecidas«, destaca uno de los protagonistas de este documental ante los concursantes de ‘Operación Triunfo’. Este mensaje e intención es la que pretende despertar Valverde y Dudamel con la puesta en escena de ‘El Canto de las Manos‘, manifestando la importancia de la lengua de signos como vía de comunicación y el poder reconciliador, inclusivo y sensibilizador de la música para normalizar lo que ya debería ser normal, que es la participación activa de las personas con discapacidad en cualquier ámbito, incluyendo, por supuesto, el sector empresarial. «La inclusión de artistas sordos en una producción de ópera se presenta como un acto de reivindicación, no como un gesto de caridad«, finalizan desde esta obra.
