«El mejor consejo que te puedo dar es que corras por tus sueños, ya viste que la vida cambia de un día para otro». Esa afirmación tiene nombre y apellidos: Javier Torrillas, un joven de Campo de Criptana (Ciudad Real); también tiene un motivo, que es el síndrome de Guillain – Barré; y tiene una fecha de origen, datada el 11 de diciembre de 2022, día en el que recibió este fatal diagnóstico que iba a poner en jaque su vida. Sin embargo, este paciente lanza una importante advertencia a cualquier persona que se tope con su historia: «Sé feliz«.
El propio Javier hace un magnífico uso de las redes sociales para tratar de darle voz, visibilidad y reconocimiento a esta enfermedad, que la define como «tan poco conocida». Se trata, según el testimonio de este paciente, de «un trastorno poco frecuente en el cual el sistema inmunitario del organismo ataca los nervios«, cuya sintomatología suele responder a un cuadro de debilidad y hormigueo en las manos y los pies; no obstante, esta sensación se pueden extender rápidamente y «paralizar todo el cuerpo».
Precisamente, ese último detalle es el que padeció Javier Torrilas debido a una «afectación muy grave» que provocó la parálisis completa «en cuestión de horas». Así mismo, al despertar tras permanecer diez días en estado de coma inducido, «solo podía mover los globos oculares», explica el propio afectado. Su camino acababa de comenzar: «después de un mes en la UCI del hospital Mancha Centro de Alcázar de San Juan, me trasladaron al Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo«.
Confiar cuando el cuerpo tarda en responder
Aquel «giro inesperado» en la vida de Javier Torrillas estuvo marcado por la aparición del síndrome de Guillain-Barré, un trastorno que le «dejó totalmente paralizado» en cuestión de pocas horas. Desde ese 11 de diciembre de 2022, fecha del primer diagnóstico, este joven reconoce que ha tenido que aceptar y adaptar su vida a esta enfermedad y que el camino «ha sido largo, duro y lleno de obstáculos, pero también lleno de pequeñas grandes victorias».
Y es que, precisamente, en este tipo de escenarios, cada pasito hacia delante siempre es motivo de celebración y optimismo para recuperar algo que ya parecía perdido, guiados por la voluntad de querer mejorar cada día: «Con esfuerzo, trabajo y muchísima paciencia, he pasado de no mover absolutamente nada a poder ponerme de pie y dar pasos con andador y muletas«, reconoce Javier en sus redes sociales, una invitación a recorrer, junto a él, el proceso de su enfermedad.
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Así mismo, también ha querido compartir un vídeo en el que muestra su «primera vez camino en exteriores» desde que inició esta batalla contra el síndrome de Guillain – Barré. Javier ha vuelto a sentir «el suelo, el aire, el mundo ahí fuera», pero consciente de que «no es el final del camino, pero sí una victoria enorme«. Por tanto, desvela que uno de sus secretos para no decaer en su esfuerzo reside en «no rendirse cuando todo se detiene» y en «confiar cuando el cuerpo tarda«. No es fácil, pero merece la pena.
Lucha y esperanza
En el caso de Javier Torrillas, y en el de tantas otras personas, el concepto de ‘lucha‘ puede ir perfectamente acompañado de la palabra ‘esperanza‘. No se entendería el primero si el segundo no iluminase ese proceso. Nada tendría sentido. Sin embargo, esa batalla diaria a la que se enfrentan las personas con discapacidad o quienes padecen una enfermedad también se sostiene gracias al apoyo del entorno más cercano, que suelen ser el mayor «Pilar», como se llama la mujer de Torrillas y su principal bastión.
Tampoco se olvida de «mi familia, mis amigos, mis compañeros de batalla y todas las personas que han estado a mi lado«, con especial mención a «tantos profesionales que han creído en mí incluso cuando yo no podía hablar ni moverme«. Tres años más tarde del momento en el que recibió el diagnóstico, Javier ha avanzado notablemente en su enfermedad, a pesar de que todavía tenga que seguir dando pasos hacia delante.
Finalmente, y como él mismo confirma, esta es la historia de «tres años de lucha, pero también de esperanza«. Ahora, bajo su papel de persona con discapacidad debido al síndrome de Guillain – Barré, quiere transmitir que «nunca es tarde para pelear por volver a levantarte» y que «ningún avance es pequeño». Ha aprendido que «cada día cuenta«. O la vida se lo ha enseñado.
