«A mí me da igual todo, porque me encanta actuar«, asevera Verónica, que presenta síndrome de Down, producido por una alteración genética en el par cromosómico 21 que conlleva la presencia de un cromosoma extra, por lo que también se conoce como Trisomía del 21. Esta afirmación rompe de lleno todos los moldes y prejuicios sobre la presencia de la discapacidad en el arte y en el espectáculo en general, destacando su poderosa capacidad de actuación y la ausencia de limitaciones para representar cualquier papel, sin tener en cuenta si se trata de «Dumbo, Peter o Cenicienta«, recoge la Fundación Kyomu, que pretende potenciar proyectos «que utilizan la educación, la cultura y el arte como herramientas para la inclusión social«.
Arte y diversidad
El sector del arte engloba numerosas vertientes y cada una de ellas muy enriquecedoras: baile, canto, pintura, actuaciones y un largo etcétera; la diversidad, también. La discapacidad tiene diferentes representaciones y, al igual que el arte, también supone un salto cualitativo de la sociedad, que ha de trabajar para su inclusión y entender la propia diversidad como un motor de riqueza para siempre mirar hacia delante. Además, las personas que presentan algún tipo de discapacidad están perfectamente capacitadas para desempeñar el papel que se crea conveniente dentro del ámbito laboral o, al menos, preparadas para recibir la oportunidad en igualdad de condiciones que el resto de la población. Verónica, actriz con síndrome de Down, personifica el ejemplo ideal; pero también David y Christopher, quienes comparten condición: «A mí, lo que me den, lo recibo con tanto amor y cariño», explican en el podcast de la Fundación Kyomu.
La visión de estos profesionales de las artes escénicas muestra «una forma de vivir el teatro que es pura honestidad: disfrutar sin condiciones y entregarse sin frenos», define la Fundación. David, al igual que Verónica, presenta síndrome de Down y es uno de los actores que trabajan dentro del elenco de Musicales Para Todos, en el que también se encuentra Christopher, que fue diagnosticado de síndrome de Kabuki, «una enfermedad rara y que no suele tener mucha gente», describe el propio actor. Este último nombre descubrió su pasión por el teatro cuando apenas era un niño de catorce años que se formaba académicamente en las aulas del colegio, esquivando la discapacidad y manifestando su capacidad a través de los focos una vez que se ha abierto el telón, como le enseño la película de El Mago de Oz, «pero la antigua».
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David, por su parte, expone que tiene una carrera «de deportista» que compagina con su papel en redes sociales. Cuando tenía seis años de edad, un enano, entendió que el baile y el teatro iban a estar siempre en su vida debido a su faceta de «bailongo» y su papel en el musical de ‘Grease’ donde fue protagonista interpretando a Danny Zuko. Del mismo modo, actualmente, este intérprete también compite en natación, donde es «muy bueno», juega al pádel y jugó al fútbol, pero lo tuvo que dejar apartado por una operación de rodilla, según revela. Finalmente, Verónica pone de manifiesto que fue ‘La Bella y la Bestia’ la producción teatral que le inspiró `para formarse en el mundo de las artes escénicas «y querer ser actriz». Estos tres profesionales son ejemplo de que el arte y la diversidad no están reñidos, sino unidos.
Talento sin etiquetas
‘Rompiendo Escenas‘ es un proyecto de ‘Musicales Para Todos‘ y que cuenta con el apoyo de Fundación Kyomu. Gracias a esta iniciativa, personas con discapacidad que ostentan un impecable talento para desempeñar diferentes papeles y roles en el sector de la artes escénicas reciben la oportunidad de demostrar esas habilidades y realizar una carrera profesional dentro del mundo de la interpretación, como les ha ocurrido a Verónica, David y Christopher. Estos -ya- profesionales de las artes teatrales son un ejemplo y una inspiración para el colectivo de la discapacidad, al que pertenecer por el síndrome de Down y síndrome de Kabuki que presentan, respectivamente; también son la demostración de que «el talento no entiende de etiquetas y que el arte se enriquece cuando se vive sin miedo«, destaca la Fundación en una charla con estos actores.
De esta manera, con más de catorce años de experiencia como aval, Candileja -Musicales Para Todos- se define como una productora que «está especializada en la creación de espectáculos familiares relacionados con diferentes conceptos educativos«. Desde sus inicios han trabajado en desarrollar «proyectos escénicos de calidad en los que el teatro funciona como vía de educación y transformación social». Finalmente, explican que entre su elenco de profesionales conviven y participan «actores profesionales sin y con discapacidad -física e intelectual- y actores con un perfil de riesgo de exclusión social para fomentar valores como la inclusión, la diversidad y la empatía«. De hecho, parte de sus objetivos «son la visibilidad y el desarrollo artístico de personas con discapacidad en las Artes Escénicas, y la creación de nuevos públicos», afianzan.
