Paloma López tiene 25 años, pero cuando cumplió los dos y medio una terrible infección por meningococo en su torrente sanguíneo le provocó la pérdida de sus brazos y piernas, quedándose poliamputada con toda la vida por delante. Todo comenzó con una fiebre muy alta y «unas petequias que me aparecieron por todo el cuerpo», es decir, unas manchas diminutas de la piel, en forma de punto pequeño, de color rojo o violáceo, que aparecen como consecuencia de unas mínimas hemorragias, detalla la Clínica Universidad de Navarra. Tras acudir al hospital y ser explorada por los facultativos, el equipo médico comunicó a los padres de esta joven, en aquel entonces niña pequeña, que «no hubo remedio» y le tuvieron que amputar sus cuatro extremidades, enfrentándose cara a cara con la discapacidad.
«No me acuerdo de nada, siento que yo nací así«, revela Paloma López al ser preguntada por aquella situación en su perfil de redes sociales. Los únicos y escasos recuerdos que tiene están hilados con una recaída que sufrió en torno a los «seis o siete años»; sin embargo, todo lo anterior lo conoce por lo que le ha contado su familia, que ella se lo ha «imaginado en mi mente». Ahora, con veinticinco años y una mirada valiente hacia el pasado, esta joven ha aprendido a adaptarse a su nueva forma de vivir para convertirse en maquilladora profesional a pesar de no tener ni manos ni piernas debido a la meningitis que sufrió con dos años y medio. De hecho, desde su propia cuenta de redes sociales, López comparte publicaciones sobre esta temática, mostrando nuevas tendencias y vídeos en los que se maquilla a sí misma con un excelente resultados y que no pasa desapercibido entre sus seguidores, que ya rozan la barrera de las cuarenta mil personas.
Maquilladora amputada de brazos y piernas
El ejemplo de Paloma López es otro caso más del amplio espectro de personas con discapacidad que sacan a relucir su verdadera capacidad ante la adversidad, en lugar de rendirse y caer en la debilidad. Tras su terrible diagnóstico de meningitis en su torrente sanguíneo con apenas dos años y medio y la posterior amputación de sus cuatro extremidades para mantener la vida, esta joven ha convivido toda su vida con la falta de brazos y piernas, pero no le ha impedido borrar su sonrisa ni reinventarse para trabajar en una de sus grandes pasiones de siempre: el maquillaje. Aprendió a hacer uso de las herramientas y necesarias y a crear looks cada vez más complejos, lo que llamó notablemente la atención de los usuarios de redes sociales, admirando a Paloma por su trabajo y no por su condición.
El maquillaje y el sector de la belleza, tal vez, han servido a Paloma como una vía de escape y refugio cuando ha atravesado sus momentos más débiles como consecuencia de la discapacidad; sin embargo, a día de hoy es su verdadera pasión y su estilo de vida, convirtiéndose en una persona de referencia en esta temática y ganándose la confianza de personas que han decidido ponerse en sus manos, a pesar de que una meningitis se las arrebató cuando era una niña. Fue, precisamente, en el confinamiento durante la pandemia cuando Paloma comenzó a publicar vídeos más asiduamente, obteniendo grandes resultados en cuanto a visualizaciones y comentarios que le animaban a seguir trabajando en este sector de belleza. Ella hizo caso y continuó creando nuevos estilos de maquillajes, algunos, incluso, recreados de películas.
Ver esta publicación en Instagram
Por tanto, la posición de reputada maquilladora que hoy ostenta Paloma López a través de las redes sociales se ha conseguido a través de una historia pautada por una mirada sincera, potente y llena de creatividad ante su propia vida, demostrando que ha sido capaz de construir su autonomía personal, su oficio y una forma única de habitar el mundo. Así mismo, como ella misma explica en su perfil, el camino no ha sido nada fácil, especialmente en la adolescencia, donde ha sido víctima de miradas y comentarios perjudiciales algo que, incluso, se mantiene hoy en día en algunos comentarios que recibe por redes; sin embargo, ha sido capaz de apartar la negatividad a un lado y seguir siendo feliz con sus trabajos de maquilladora, demostrando que ha sabido aprender a mirar la discapacidad desde la posibilidad.
Independencia y adaptación
Desde los dos años y medio, Paloma López debe hacer uso de una serie de adaptaciones que le acompañan en su día a día y que ‘sustituyen‘ a sus piernas y brazos naturales, que los perdió como consecuencia de una meningitis. Por tanto, su deseo de alcanzar la independencia y autonomía personal no está reñido con hacer uso de una serie de ayudas que le permiten una mayor comodidad y bienestar, como demuestra en redes sociales sin ningún tipo de filtro ni tapujo. En cualquier caso, afirma que «no es imposible» vivir sola en su casa, aunque sí enseña una serie de pautas que le hacen la vida más sencilla: una cerradura digital en la puerta, puertas amplias para desplazarse con más facilidad en su silla de ruedas o hacer la compra mediante la aplicación de dispositivos de los supermercados son algunas de sus recomendaciones.
Del mismo modo, Paloma también es una apasionada de los viajes, por lo que en cada una de sus visitas a las distintas ciudades a las que ha acudido muestra su índice de accesibilidad para las personas con discapacidad, un colectivo que reivindica sus propios derechos en materia accesible e inclusiva, demostrando, una vez más, su empuje y fuerza de voluntad para esquivar todo tipo de barreras. Finalmente, la propia López indica que nada de lo que ha alcanzado en su vida hubiese sido posible sin el apoyo de su familia y su entorno más cercano, que se ha erguido como «mi mayor apoyo, aguantando cada empujón de la silla y cada obstáculo. Son mi mejor equipo, sin dudas«.