El sistema inmune es una de las estructuras más complejas del organismos. Su principal misión es defender al cuerpo de los ataques de agentes externos, como virus o bacterias que causan infecciones y enfermedades. Así, el sistema inmunitario está compuesto por células, tejidos y órganos.
En este sentido, es necesario aclarar que toda persona cuenta con un componente de inmunidad innata, compuesto principalmente por tres barreras que actúan como primera defensa del organismo.
Una de ellas es la barrera física. Por ejemplo, los pulmones actúan expulsando bacterias a través de la tos; mientras que el organismo también elimina ciertas partículas a través de la orina y las lágrimas. Es decir, establece un punto de bloque en los principales accesos de virus o bacterias.
Otras de las barreras del sistema inmune innato es la química, las cuales se encuentran en el sudor, salvia, u otros fluidos que tienen contacto con el exterior. Normalmente, estas sustancias cuentan con un elemento ácido para hacer frente a los posibles ‘agresores’.
Finalmente tenemos las barreras biológicas, las cuales impiden que los patógenos accedan de forma sencilla a los tejidos del organismo. Nos referimos a zonas concretas como la piel, boca, intestino o las partes íntimas.
Por qué puede debilitarse el sistema inmune
A pesar de las características y la funciones del sistema inmune, en determinadas ocasiones puede verse debilitado. Cuando esto ocurre, las probabilidades de enfermar son mucho mayor.
Los profesionales de ‘fármacos ecoceutics‘ enumeran una serie de situaciones por las que podemos enfermar con mayor facilidad, principalmente por un debilitamiento del sistema inmune y una reducción de la acción de las defensas.
En muchas ocasiones nuestro sistema inmune se ve un poco desbordado, pero generalmente controla la enfermedad y sus síntomas. Esto se ve claramente ante un resfriado común o catarro, que tras unos días todo vuelve a la normalidad.
Por otra parte, existen determinados patógenos o virus que por sus características escapan a las defensas del sistema inmune. Un ejemplo claro lo observamos recientemente con el virus del Covid-19, aunque la vacunación proporcionará un refuerzo importante a la protección del sistema inmunitario.
Por otra parte, para su correcto funcionamiento, el sistema inmune necesita una importante estructura nutricional por la que se incorporen una gran variedad de vitaminas y minerales esenciales.
Igualmente, el uso de determinados medicamentos también pueden debilitar la correcta acción del sistema inmune. Este fenómeno puede ser deseable o constituir un efecto adverso que en cualquier provoca una mayor sensibilidad a las infecciones.
Un sistema perfectamente imperfecto
En definitiva, el sistema inmune actúa como una estructura prácticamente perfecta formada por un conjunto de órganos, células, tejidos y diferentes procesos que ayudan a defender al organismo frente a agentes externos. Sin embargo, su acción no es infalible.
Debido a sus características, el sistema inmune es capaz de ayudar a defendernos frente a ataques externos de diferente naturaleza:
- Biológica: Virus, bacterias y parásitos.
- Física: Radiaciones.
- Química: Contaminantes.
- Ataques internos: Mayormente células cancerosas.
En ocasiones, el sistema inmune se encuentra debilitado o no funciona a la perfección. Es entonces cuando aparecen enfermedades o infecciones con mayor incidencia.
Por todo ello, resulta fundamental realizar diferentes hábitos de vida que ayuden a fortalecer el sistema inmune o evitar su debilitamiento; como por ejemplo una alimentación equilibrada y completa, realización de ejercicio físico con regularidad, descansar adecuadamente y evitar el estrés o ansiedad.
* La información expuesta en esta publicación no sustituye en ningún caso al diagnóstico o indicación por parte de un especialista médico. Ante cualquier sintomatología es esencial consultar a un especialista médico y no automedicarse sin contar con su supervisión.